A ESTRIBOR
Juan Carlos Cal y Mayor
Mi amigo y periodista Carlos Fabre quien por ahora radica en la ciudad de Houston, Texas y sigue haciendo periodismo desde allá, ahora con la comunidad migrante, me envió hace unos días unas fotografías de su visita a un cementerio donde se encuentran los caídos en la batalla de San Jacinto. Nos referimos a aquella donde los texanos comandados por Sam Houston sorprendieron a las tropas del General Santa Anna lo que dio origen a la independencia de Texas.
Ahí se encuentra un enorme monolito en honor a los combatientes norteamericanos que contrasta con unas modestas y maltrechas lápidas de concreto dispersas en un pequeño jardín donde se supone se dio sepultura a los mexicanos abatidos por el asalto de las tropas texanas un 21 de abril de 1836. En poco más de media hora más de 600 soldados mexicanos resultaron muertos y varios centenares presos. Se cuenta que Santa Anna ordenó a su tropa descansar incluyendo hasta los centinelas y por ello fueron sorprendidos por poco más de 900 texanos que los agarraron literalmente dormidos.
REMEMBER THE ALAMO
Santa Anna, héroe de mil batallas, siendo presidente decidió solicitar licencia y personalmente marchar con sus soldados para defender nuestro territorio dando cuenta de los atrincherados en el Fuerte de El Álamo después de varios días de sitio, asunto que se sigue siendo recordado como un enorme agravio. “Remember the Álamo” el grito que hoy tiene como héroes americanos a todos los que fallecieron en esa batalla. Después de su victoria, Santa Anna decidió perseguir a los texanos hasta dar con ellos, solo que un territorio que no conocía.
LA ROSA AMARILLA DE TEXAS
En una de sus incursiones cayó presa por el ejército mexicano una joven y bella mulata de unos 20 años llamada Emily Morgan junto otro joven llamado Turner. Prendado por su hermosura, Santa Anna que tenía fama de Don Juan, la mantuvo a su servicio sin sospechar que había decidido, con el apoyo de Turner, allegarle información a Sam Houston sobre la ubicación del General y sus tropas. Nos narra Catón en su libro sobre Hidalgo y Santa Anna, que Emily Morgan urdió un plan para “entretener” al general hasta la madrugada quien además ordenó -como ya dijimos- descansar a sus tropas. Fue en esas circunstancias como se decidió el ataque sorpresa de tal forma que Santa Anna escapó de la asonada en paños menores y no tuvo tiempo de reaccionar. Pidió a un soldado sus ropas para tratar de pasar inadvertido entre los que lograron escapar, pero no tardaron en reconocerlo dado que su propia tropa se cuadraba al verlo.
Esa joven dama se convirtió en toda una leyenda icónica de la independencia texana, algo así como el personaje de La Adelita durante la revolución mexicana. La llamaron “La Rosa Amarilla de Texas” y su evocación se convirtió un cántico tradicional de las tropas americanas. Desde Elvis Presley y hasta varios músicos e intérpretes famosos en los EU, grabaron la canción de “The Yellow Rose of Texas”. Incluso una película con el entonces famoso actor Roy Rogers en 1944. En San Antonio hay un hotel que lleva el nombre de Emily Morgan.
LA COLONIZACIÓN DE TEXAS
Apresado por los texanos, Santa Anna firmó el Tratado de Velasco -24 días después- en el que se obligaba a retirar sus tropas, cesar todas las hostilidades y reconocer la independencia a cambio de su vida. No se olvide que Santa Anna era presidente de México. Culminó así un conflicto gestado durante la colonia española, pues entre 1819 y 1821 esta autorizó al angloamericano Moisés Austin a colonizar el territorio de Texas. Una década después, había casi veinticinco mil habitantes en Texas, de los cuales nada más tres mil eran mexicanos y los restantes, anglosajones.
LA INTERVENCIÓN NORTEAMERICANA
Después de independizarse Texas se anexó en 1846 a los Estados Unidos. Hay que señalar que México no reconoció el tratado firmado por Santa Anna ni tampoco su anexión a los EU, lo que dio origen a la intervención norteamericana en México desde 1846 a 1848 y culminó con la firma del tratado Guadalupe Hidalgo solo que, a cambio de su retiro, el gobierno de los Estados Unidos se quedó con la mitad del territorio mexicano que comprendía lo que hoy son los estados de California, Arizona, Nuevo México, Texas, Nevada, Utah y partes de Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma.
LOS NIÑOS HÉROES
Fue durante esa guerra de intervención que México, para adosar el agravio en su historia, inmaculó la “gesta” de los Niños Héroes. Eran en realidad un grupo mayor de jóvenes cadetes internados del colegio militar en el Castillo de Chapultepec que, atrincherados ahí, fueron presa fácil del ejército invasor que detuvo el asalto al percatarse que se trataba no precisamente de niños, pero si de jóvenes que rondaban de los 14 a los 20 años. Durante ese tiempo se izó en palacio nacional la bandera de los Estados Unidos y los norteamericanos no tuvieron mayor resistencia durante la ocupación.
SANTA ANNA NO VENDIÓ
Santa Anna no vendió la mitad del territorio como se cree en el argot popular. Trato de recuperar Texas y en el intento resultó preso y orillado a firmar a cambio de su vida el retiro de sus tropas. Por esta parte de nuestra historia, sería bueno valorar que las pocas tumbas que se preservan ahí en San Jacinto merecerían sino un monumento, un poco de más decoro. MI amigo Carlos Fabre me cuenta que tiene la inquietud de lograr que se haga algo con el apoyo o gestión de nuestro consulado para dignificar la memoria de esos mexicanos desconocidos que perdieron la vida, tan lejos de sus hogares, para tratar de evitar que México perdiera su territorio.