Vergüenza

A ESTRIBOR

Juan Carlos Cal y Mayor

VERGÜENZA

Es una vergüenza lo publicado por el propio dirigente del PAN Marko Cortés en relación a un “acuerdo” político signado con el gobernador Coahuila a cambio de diversos espacios políticos, que incluía hasta direcciones de escuelas, incluso hasta notarías. Solo le faltó agregar concesiones de taxi. Ni tardo ni perezoso, el presidente en campaña, López Obrador, aprovechó el dislate para evidenciar al dirigente panista llamándolo mafioso, yo prefiero el calificativo de torpe o simplemente burdo. Le dio carnita pura, para distraer la atención en torno al escándalo de otro de sus hijos que al parecer salieron muy buenos para eso de los negocios, pero solo ahora desde el poder.

ACUERDOS

Y no es que en política no haya acuerdos, concesiones, no hay que ser ingenuos. En Europa, en las democracias parlamentarias, es de lo más común que al no alcanzar mayorías se tenga que pactar con otros partidos a cambio de posiciones en el gobierno. Las negociaciones son abiertas, a plena luz del día. Lo mismo pasa en España, donde el presidente Pedro Sánchez ha tenido que pactar primero con la izquierda radical y ahora con los separatistas, a los que antes criticaba, para lograr mayorías que le permitan continuar en el poder. Lo que sucede es que se cuidan las formas.

A PESAR DEL LASTRE

No cabe duda de que Xóchitl Gálvez tendrá que poder ganar a pesar del PRI, el PAN y sus impresentables dirigentes. No desaciertan quienes critican ese pasado qué, a pesar de la derrota, parece no haber aprendido nada. En vez de sumar, restan. Ya está claro que Xóchitl tendrá que remar contra corriente. No solo con esos lastres sino en una elección contra todo el aparato de estado. Lo importante es que los partidos tuvieron que ceder ante una ciudadanía que terminó por imponerse a los monopolios y las burocracias partidistas. No les quedaba de otra. Tienen más que ganar que, qué perder. No en vano apoyaron. Los dirigentes encabezan las listas plurinominales para asegurar desde ahora su propio futuro. Ellos ya ganaron.

ENDEUDADOS

Cuando me preguntan quién va ganar la elección en 2024 aseguro que Xóchitl y además con sorpresiva ventaja. Lo presienten desde el poder y por eso no les basta con su campaña mediática donde presumen una amplia ventaja en las encuestas cuando la campaña aún no empieza formalmente. No hay que confiarse, dicen los más cautos. Pero por si falta asegurar, el gobierno tirará la casa por la ventana. Por eso aprobó un déficit presupuestal de 1.7 billones de pesos, por encima de los 7 que prevé recaudar. Lo hará contrayendo deuda, ya no con empréstitos en el exterior con el FMI, sino con la emisión de CETES cuyas tasas de interés se duplicaron. Lo cubrirá imprimiendo billetes al por mayor para satisfacer los aumentos en los programas sociales que la gente recibe en efectivo.

INFLACIÓN IRREMEDIABLE

Como bien saben los economistas eso genera inflación, solo qué al mediano plazo (entre 12 y 18 meses). La inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario generado por un exceso de oferta de dinero impreso, lo cual hace caer el poder adquisitivo de la moneda. Esto es, los precios expresados en pesos suben. Aumenta el circulante pero no la oferta. Al próximo gobierno del color que sea, le tocará lidiar con ese toro, pero al presidente lo que le importa es ganar al costo que sea generando un falso clima de estabilidad económica. Eso pasó en Argentina que se hundió en la pobreza en los últimos 40 años. Al presidente Milei le heredaron una bomba que ahora está tratando de enfriar, pero el pueblo lo entiende y apoya. Los ajustes serán necesarios y eso incluye el dispendio de los programas sociales.

LAS CLASES MEDIAS

Sostengo que la elección no está definida y que será difícil prever cualquier triunfo. Hay un voto inconfeso que se reservará sus preferencias a la hora de las encuestas. El “no sabe” o “no contestó” reservará el voto suficiente para dar la sorpresa. El voto será diferenciado en contraste con el 2000 y el 2018, donde Fox primero y luego Amlo ganaron en todos los estados del país. En el 2000 se pintó de azul y en el 2018 de guinda. Ahora las clases medias urbanas que no viven de las dádivas gubernamentales y concentran el 60% de los votos, marcarán la diferencia. El sur menesteroso seguirá siendo fiel a quienes los cooptan con tarjetas de débito. En el centro y norte, pero sobre todo las grandes urbes como Querétaro, Guadalajara y Monterrey que se ufanan -y no en balde- de mantener con sus impuestos al sur, se nutrirá la diferencia.

MEGAOCURRENCIAS

Más allá de los programas sociales y las megaobras que siguen sin dar frutos y surtir efectos en la mejora económica; la violencia no cede. El país está sitiado por las bandas delictivas y eso se percibe cotidianamente más allá de la retórica presidencial. La gente vive con miedo y ese miedo es un incentivo muy poderoso a la hora de elegir. Y no, nunca logramos tener un sistema de salud ni igual ni mejor que el de Dinamarca. La gente sufre para ser atendida digna y oportunamente en los centros hospitalarios. La megaocurrencia de una megafarmacia es por simple logística un fracaso previsible. Ni siquiera Amazon es capaz de surtir un medicamento para atender oportunamente un analgésico para un dolor de muelas o un antibiótico para una infección que no pueden esperar.

RESILIENCIA

Aunque la economía comienza a recuperarse no es producto de las políticas económicas del gobierno, sino de la resiliencia de las Pymes y el sector productivo que son los que sostienen con sus impuestos al gobierno y sus ocurrencias. Ya no quieren seguir siendo su gallina de los huevos de oro. Decidirán la elección. A menos que queramos seguir autoinmolándonos, el cambio no lo va parar nadie.