Se armó la carnita… y la gobernadora al asador

SE ARMÓ LA CARNITA… Y LA GOBERNADORA AL ASADOR

Alfonso Grajales

En Mexicali se armó la carnita, pero no la del domingo sabroso con cheves y rolas, sino una protesta con olor a costilla, carbón y mentadas de madre. 

Sí, el sábado pasado, miles de bajacalifornianos se reunieron frente al Centro de Gobierno, pero esta vez no para pedir audiencia, sino para echarle leña —bueno, carbón— al fuego que ya trae la gobernadora Marina del Pilar.

Porque en Baja California, la carne asada es más sagrada que misa de siete y más política que La Mañanera. Allá no se arma la carnita sin motivo, y esta vez el menú traía cortes finos: hartazgo, burla y una buena dosis de “¡Fuera Marina!”. A eso sabe el descontento en el norte.

La protesta fue todo menos chafa: familias enteras con sus asadores, sus hieleras, sillas de playa y hasta piñatas con la cara de doña Marina. 

No faltó el que se aventó sus salsas de chile tatemado con cebolla y aguacate, mientras otros colgaban pancartas que decían “revocación ya”. Porque si algo tienen los del norte, es que hasta su enojo lo saben expresar en modo parrillada.

Y aunque parezca broma, la bronca es seria. Todo este relajo empezó porque a Marina del Pilar se le apagó la visa, literal. El gobierno de Estados Unidos le dijo: “tú ya no cruzas, reina”, y eso, en tierras fronterizas, es casi como que te expulsen del paraíso. 

Según reportes del semanario Zeta, la decisión gringa se dio después de que la gobernadora frenara excavaciones en una fosa clandestina en Tijuana. Ajá, donde había restos humanos y vínculos con el crimen organizado.

Para acabarla de amolar, al marido de Marina, Carlos Torres, también le retiraron la visa. Y no solo eso: está bajo la lupa de los gringos por presunto lavado de lana. El cuñado también. Porque ya sabes: hay de tocho morocho en el árbol genealógico.

Y no faltó la tía Claudia Sheinbaum en salir con su clásico “todo está bien, no hay bronca, yo la quiero mucho”. Que porque la FGR no la investiga y que solo fue una decisión administrativa. 

No mames. Si eso no huele a madres, yo ya no sé qué. Allá en el gabacho no revocan visas porque sí. Y menos cuando vienes con pasaporte diplomático y sonrisa de campaña.

La protesta fue tan sabrosa como simbólica. Porque quemar una piñata con la cara de la gobernadora, justo cuando misteriosamente apagan las luces de la explanada, no es casualidad, es poesía. Es el pueblo diciendo “no te creo ni madres” con un encendedor en la mano.

Y ojo, no fue la derecha, ni el PRIAN, ni los mismos de siempre. Fue gente de a pie, clase media enchilada, jóvenes y adultos que ya están hasta la madre de que les vean la cara. Porque cuando la carne asada se vuelve protesta, es que ya se les pasaron de lanza.

Marina del Pilar llegó como la joya morenista del norte, la promesa de una nueva era. Hoy, entre apagones, piñatas quemadas y visas canceladas, parece más bien el platillo principal de un gobierno que va a pique. Y no por hambre, sino por hartazgo.

Así que sí, se armó la carnita. Pero esta vez, la que terminó en el asador fue la gobernadora. Y por como van las cosas, ni la salsa la va a salvar.

Nos leemos pronto.

ESPINACAS

Por Popeye

La carne asada fue declaración,

sin partidos, ni planeación.

Pero el mensaje se entendió cabrón:

ya no tragan más corrupción.

¡Seco el elotazo…!