Plan de reconstrucción de Acapulco no alcanza

PLAN DE RECONSTRUCCIÓN DE ACAPULCO NO ALCANZA

Fernando Hinterholzer Diestel

Pocas horas fueron suficientes para entender que la naturaleza es quien controla nuestro planeta Tierra, y no somos nosotros los seres humanos. La humanidad es solo un miembro más, ante un hábitat o medio ambiente que nos controla y domina. Conforme continuemos destruyendo nuestro hábitat natural, los fenómenos hidrometeorológicos trastocarán nuestro endeble entorno cada vez más. Lo terrible de todo esto, es que no aprendemos de los eventos destructores del pasado reciente. Insistimos en seguir utilizando y desarrollando energías sucias que afectan y destruyen nuestro entorno natural, la contaminación de mares y océanos es devastadora, y todavía destruimos las pocas selvas que tenemos, “para que pase un inútil trenecito”. Es indudable, que la humanidad va directo a su autodestrucción, y lamentablemente, todo ello depende de los gobiernos en turno. La respuesta del gobierno de la 4T, frente a la destrucción y devastación provocadas por el súper huracán Otis en el estado de Guerrero puso en evidencia al gobierno de la república, pues dio muestras de sus carencias y graves contradicciones. Ciertamente, el meteoro no fue culpa del gobierno y el que se haya convertido aceleradamente en categoría 5, lo transformó en una catástrofe natural difícil de atender. Sin embargo, es evidente que el gobierno obradorista, no considero ni tomo en cuenta las advertencias, de las agencias de meteorología estadounidenses, perdiendo de esta forma, tiempo muy valioso para informar a la población de la llegada del ciclón y evacuar a la población.

La diversidad de opiniones sobre “la estrategia por llamarla de alguna manera”, de cómo los gobiernos en sus tres órdenes, enfrentaron la devastación que dejó el huracán en Guerrero, ha ocultado la desventura económica, social y humana que llegaran a esa “tierra suriana” en los próximos años. La destrucción provocada por el meteoro “retrasarán” diez años el desarrollo en Guerrero, donde el 60% de la población, vive en pobreza. Los más de un millón de Acapulqueños y costeños, pasaran una amarga Navidad”, ya que la principal actividad económica que realizan, el Turismo, quedo duramente afectada, la cual es vital para la entidad, no sólo para Acapulco. El presidente López Obrador hizo público, la semana pasada, el primer paquete integral de medidas para atender la emergencia en Acapulco. En la presentación de lo que el gobierno hará no se habló de la seguridad, lo cual es una gran omisión. Dicho plan cuenta con 61 mil millones de pesos “Entre los programas con más recursos destaca el Plan de Recuperación de Infraestructura Urbana por 10 mil millones de pesos. También destaca la exención en el pago de impuestos. No se pagarán sino hasta febrero de 2024. Ni IVA ni ISR. Entonces se dará crédito a los hoteleros con la mitad del cobro de los intereses”. O sea, se aplaza solamente el pago de contribuciones, pero de condonaciones nada, lo que implica que, si bien no habrá ni multas ni recargos, un negocio tendrá que pagar sus impuestos a partir de febrero sin haber recuperado sus ingresos.

Al plan gubernamental, le faltan medidas estratégicas y, sobre todo, más recursos. La calificadora Fitch Ratings cálculo el costo catastrófico de los daños por Otis, “en 16 mil millones de dólares, es decir, en alrededor de 288 mil millones de pesos”. El gobierno presenta un plan por 61 mil millones de pesos que, por supuesto no alcanzara, ya que se necesitan cuatro veces más de dinero. Otra gran pregunta que nos hacemos, es de dónde provendrán esos 61 mil millones de pesos. La mayoría oficialista de Morena en en la Cámara de Diputados, declararon que no habrá recursos para reconstruir Acapulco, en el presupuesto de egresos del 2024, y si en el Fonden solo cuenta con 13 mil millones de pesos, y con los seguros catastróficos contratados se agregan otros 5 mil millones de pesos, entre todos no se juntan ni 20 mil millones de pesos. Entonces, de dónde saca el gobierno la cifra de 61 mil millones de pesos, politiquería, grilla o más mentiras. La economía guerrerense depende del sector turismo casi al 80%, de acuerdo a cifras del Inegi, el sector servicios participa con el 77.7% de la economía del estado, de acuerdo a lo anterior, las tres cuartas de la entidad dependen del turismo. Y de ese 77.7%, las tres cuartas partes dependen de Acapulco. Entonces lo primero que necesita hacer el gobierno, es recuperar la actividad turística lo antes posible. Las grandes cadenas hoteleras tienen sus inmuebles asegurados., Pero casi el 80% de los hoteles en el puerto, son empresas familiares pequeñas, que no tienen asegurados sus inmuebles, y a estos es vitalmente importante apoyar a su reconstrucción. La recuperación de Acapulco tardará de uno a dos años. Mientras tanto, qué hará su población. Se necesita recuperar el sector turístico del que llegó a ser el principal puerto turístico del mundo, y ello pasa por infraestructura, apoyos mucho más decididos y, desde luego, seguridad pública. Si el gobierno insiste en repartir dadivas en efectivo, como entregar 8 mil pesos para reconstruir viviendas, despensas semanales para la población y no se regeneran las antiguas fuentes de empleos, entonces que se preparen para el peor escenario. Para reconstruir Acapulco se requeriría primero estado de Derecho y una gran alianza entre el gobierno, empresarios y organizaciones civiles.

El problema que se está vislumbrando en el corto plazo, que López Obrador seguirá diciendo que la destrucción de Acapulco no es tan grave como se observa, y de acuerdo a ello, nada cambiarán los diputados en el Presupuesto de Egresos que debe aprobarse hoy lunes. Rescatar a Acapulco es salvar a Guerrero y su población del caos y la ingobernabilidad. Si no se reconstruye la estructura económica de la entidad, van a darse estallidos sociales. Bien sabemos que Guerrero ha sido escenario de problemas sociales agudos en las últimas décadas, desde la guerra sucia de los años setenta hasta Ayotzinapa y esto aunado al poderío que han adquirido los grupos criminales en la entidad, que controlan más del 80% del territorio, lo cual hace el escenario perfecto para una crisis social inimaginable. El huracán destruyó toda la infraestructura de hoteles, departamentos y restaurantes, no hay fuentes de empleo para la población. Reconstruir antes de la temporada de vacaciones navideñas no es viable como lo dijo el presidente. Se va a requerir de tiempo y mucho dinero para recuperar lo perdido. Lo que ocurra en los próximos meses será crucial, pero hará falta millones de pesos. El gobierno se conformará con hacer lo que ha hecho en su periodo: repartir dinero en forma directa a los damnificados y esperará que sea la población y los empresarios paguen los costos, lo mismo que hizo durante la pandemia, donde se decidió no dar apoyos económicos a quienes vieron destruidas sus fuentes de trabajo.

La reconstrucción deberá hacerse con rapidez, porque la gente de Acapulco ha pasado del miedo al desánimo, ahora están bien enojados y después podría pasar cualquier cosa. Ha pasado ya dos semanas de Otis, y la gente vive y duerme en las calles, rodeadas de miles de toneladas de basura, las enfermedades ya empiezan a afectar a la niñez y el gobierno no tiene la información completa de los daños, ni siquiera de los muertos, y mucho menos una política clara para atenderlo.

ES CUANTO

ADENDDUM: el gran enojo del presidente contra los medios es en defensa de sus votos, que están en riesgo por el pésimo manejo de la crisis en Acapulco. Lo que sigue será construir una realidad alterna y esconder lo que sucede en la vida real como lo ha hecho durante 5 años.