Los territorios controlados por el crimen

LOS TERRITORIOS CONTROLADOS POR EL CRIMEN

Fernando Hinterholzer Diestel

Cuando nos preguntamos qué tienen en común el norte de Sonora, todo el territorio de Zacatecas y Tamaulipas, Colima, la frontera sur de Chiapas, la Tierra Caliente y la sierra  de Guerrero, Michoacán y el Edo. de México y ahora Tabasco, encontramos que son zonas controladas por el crimen organizado, donde existe una ausencia completa del Estado, y ni las fuerzas armadas, ni la Guardia Nacional y mucho menos las policías estatales y municipales cumplen con su deber primigenio, proteger a la población, brindarnos seguridad a la sociedad civil. Los hechos en los territorios señalados anteriormente, envían una señal grave y ominosa: el abandono y la rendición del Estado. Es una vergüenza que ni siquiera en puntos estratégicos para la seguridad nacional, como son las fronteras del norte y el sur, “el gobierno de la 4T” tenga presencia y capacidad para preservar el orden. Otra vez se pone en evidencia que las fuerzas armadas y la Guardia Nacional muy ocupadas construyendo aeropuertos, administrando aduanas y puertos y disfrutando de los negocios y el poder que les entrega el presidente, se olvidan de la principal tarea del Estado, resguardar la integridad y la paz social de los mexicanos.

Qué explica la ausencia del Estado en anchas franjas del territorio nacional y la renuncia a actuar de las Fuerzas Armadas, la Guardia Nacional y la policía estatal, puede ser el miedo, la incompetencia, la complicidad o, simplemente, la aplicación de la doctrina obradorista de que “abrazos y no balazos”, “porque en la visión estúpida y errónea” del presidente, imponer la ley equivale a hacer el mal. Es trágica la situación de masacres, secuestros de migrantes, cobro de derechos de piso en todos lados, “nuestro presi” entretenido en sus proyectos faraónicos e inservibles, se le ha olvidado la seguridad y la vida de los mexicanos. Minimizar y ocultar los problemas nacionales de seguridad, ha sido la salida recurrente de este gobierno ante la crítica. Para López Obrador, éstos no son tan graves, aunque lo sean o resultan tan sólo una paradoja distorsionada, inventada por sus “enemigos conservadores” con el objeto de afectarlo. En el hecho más reciente en recibir esa mentira discursiva fue el secuestro de 32 migrantes sobre la carretera Reynosa-Matamoros, una vía que, por su importancia estratégica y la presencia de carteles criminales, debiera ser una de las más vigiladas del país. “Atípico” fue el adjetivo que utilizaron, los esbirros del presidente para justificar la acción de los criminales. Pero si revisamos las estadísticas del año que acaba de terminar, en el 2023 ocurrieron 600 secuestros de migrantes en diez sucesos diferentes. Y están documentados varios casos sucedidos en Chihuahua, Zacatecas, Sonora, San Luis Potosí y el propio Tamaulipas. Recordemos el caso del secuestro, asesinato y calcinación de 19 migrantes de origen guatemalteco, en Camargo, Tamaulipas, en enero de 2021.

El gobierno federal, y el presidente López Obrador, se quejan del trabajo de los medios de comunicación independientes, a los que ubican como sus “adversarios”, olvidando la función primordial de los medios, que es la de informar no “de quedar bien con las autoridades”. Al momento de redactar esta colaboración, tenemos la información de más de 30 personas asesinadas en la sierra de Guerrero, municipio de Heliodoro Castillo con drones cargados con explosivos, esto es una guerra ya del crimen organizado contra el pueblo mexicano. Y agregando el adjetivo de “atípico” los migrantes no son las únicas víctimas de secuestros masivos. Todavía están sin aclarar ni aparecer, los miembros de una familia en Texcaltitlán, municipio mexiquense cuyos agricultores se enfrentaron con extorsionadores de la Familia Michoacana el 8 de diciembre pasado; los de 12 trabajadores de limpia del municipio de Taxco, Guerrero, y de los pobladores de la comunidad de Barranca de Velázquez, en ese mismo estado. Son, lamentablemente, hechos que comienzan a ser cada vez más frecuentes. Es decir, típicos.

 La indiscutible expansión del crimen organizado en vastos territorios de la nación federales y locales y la evidente incapacidad de los cuerpos de seguridad locales para contener la violencia están gestando una crisis que apenas deja entrever su verdadera magnitud. En este contexto, ha resurgido el debate sobre la necesidad y deseabilidad de la presencia estatal en las muchas regiones del país (40%), así como las posibles estrategias para recuperar el orden y la paz en amplias zonas y territorios del país. México está en peligro de entrar en una espiral de ingobernabilidad, esta vez precipitada por la violencia relacionada al narcotráfico, tráfico de personas, de armas. El Estado mexicano no puede ni debe continuar con esa política de omisión ante la situación tan peligrosa y cuando todas las alertas están encendidas. Es urgente tomar medidas para garantizar la seguridad y la integridad de la población. Tenemos el 2 de junio próximo, los comicios más importantes de los últimos años, el futuro del país está en juego, es momento de implementar una estrategia de seguridad, que resguarde a la población y a las instituciones del Estado Mexicano, antes de que sea demasiado tarde. ES CUANTO

ADENDDUM:  hay otros factores que hoy en día son más sombríos para nuestro país, en México hay una crisis que no ve quien no quiera verla, lo que tenemos no es un movimiento criminal en todo el país, sino una presencia arrolladora del crimen organizado que está ocupando cada vez mayores espacios. Cuando la lucha contra el crimen se disfraza de lucha política y también social, los diagnósticos siempre deben ser sombríos.

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