• Un informe de OIEA acusa a Irán de dificultar las inspecciones para garantizar que su programa atómico sea de naturaleza pacífica
Irán.- Irán ha acumulado más uranio enriquecido al 60 por ciento, por debajo del 90 por ciento necesario para una bomba nuclear, y dispone ya de al menos 128.3 kilos, según un informe del OIEA, que acusa a Teherán de dificultar las inspecciones para garantizar que su programa atómico sea de naturaleza pacífica.
El informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) advierte de que los obstáculos para asegurar que Irán cumple el acuerdo de 2015, por el que se avino a reducir sus esfuerzos nucleares, han aumentado con la decisión de retirar el resto de equipos de control y vigilancia.
Una decisión que, asegura el informe, “ha tenido implicaciones perjudiciales para la capacidad del Organismo de garantizar la naturaleza pacífica del programa nuclear de Irán”.
El OIEA señala en su informe que Irán ha añadido 6.7 kilos a sus reservas de uranio enriquecido al 60 por ciento, un 5 % más que lo calculado en el informe del pasado septiembre.
Así, aunque sigue acumulando ese combustible nuclear, ha ralentizado el ritmo de enriquecimiento.
De hecho, fuentes diplomáticas conocedoras del trabajo del OIEA se refirieron a una “situación estática en términos de producción y expansión del programa nuclear de Irán”.
Esas fuentes señalaron que, pese a no tener suficientes evidencias, es más probable que esa ralentización obedezca más a una decisión política que a una incapacidad técnica.
Con todo, esa fuente planteó que los casi 130 kilos de uranio enriquecido al 60 por ciento es una cantidad importante, “especialmente si no la usas para nada”.
“Por qué quieres darte prisa en aumentar (la cantidad) tan rápido”, indicó.
En noviembre de 2022, Irán disponía de 62 kilos de uranio al 60 por ciento, menos que la mitad que actualmente.
El acuerdo de 2015, del que Estados Unidos se salió unilateralmente en 2018 y que Irán comenzó a incumplir un año después, establecía un límite de 300 kilos de uranio enriquecido a un máximo del 3.67 por ciento.
El documento del OIEA señala que la retirada de los equipos de vigilancia a distancia en junio del año pasado ha “exacerbado” su dificultad para vigilar.
Este organismo de la ONU recuerda que lleva 32 meses sin poder verificar las actividades iraníes en materia de producción de la maquinaria usada para enriquecer el uranio.
De hecho, incluso si Irán volviera a cumplir sus obligaciones bajo el acuerdo de 2015, conocido como JCPOA en sus siglas inglesas, el OIEA no podría restablecer su historial de información y conocimiento y tendría que establecer un nuevo punto de partida.
El OIEA también critica que Irán haya seguido dificultando los controles aplicando un veto, permitido en el Tratado de No Proliferación (TNP), a varios inspectores, la mayoría de países europeos.
Pese a las peticiones del director general del OIEA, el argentino Rafael Grossi, de que Irán cambie su parecer, las fuentes diplomáticas consultadas por EFE señalaron que no hay indicaciones claras de que vaya a reconsiderar este tema.
Otro escollo es la falta de avances en la aplicación de un acuerdo de cooperación pactado el pasado marzo que iba, entre otras cosas, a permitir la instalación de cámaras de vigilancia.
“Normalmente, se dice que no haya noticias es buena noticia. No estoy seguro de que esto pueda aplicarse en estas condiciones, especialmente en lo que se refiere al informe del TNP”, señaló esa fuente diplomática.
Ese segundo informe, distribuido hoy también y al que tuvo acceso EFE, recuerda que Irán sigue sin aclarar el origen de trazas de uranio artificial en dos instalaciones que Teherán nunca declaró como parte de su programa atómico.
Así, Grossi, insiste en que esos asuntos pendientes tienen que ser resueltos para que el Organismo esté en posición de proveer garantías de que el programa nuclear iraní es exclusivamente pacífico.
Con información de EFE
Foto: EFE