Gustavo de Hoyos Walther
En los últimos meses hemos sido testigos de transformaciones políticas en el escenario internacional que podrían ser parte de un nuevo orden geopolítico mundial.
En Argentina, el peronismo kirchnerista, que había dominado la escena política en los últimos lustros, sufrió una de sus grandes derrotas, de la que podría tardar mucho tiempo en recuperarse. Todo va a depender, al parecer, de si el nuevo gobierno encabezado por Javier Milei es exitoso en lidiar con la grave situación económica en Argentina. No son buenas noticias el que hace unos días, las negociaciones entre Mercosur y la Unión Europea para lograr un acuerdo comercial, hayan naufragado.
Pero Milei ha sorprendido a algunos al mostrarse moderado en sus primeras acciones y planes. Su ceremonia de asunción presidencial fue un ejemplo de voluntad republicana por parte tanto del nuevo presidente como de sus opositores. Una prueba de que, a pesar de todo, Argentina no es un caso perdido. Lo que se puede vislumbrar es que Milei propondrá una política de austeridad de acuerdo a su filosofía libertaria. Aunque aún no sabemos el grado de recortes a los Ministerios gubernamentales que implementará Milei, lo que es cierto es que el tamaño del Estado se reducirá en grado importante, pues se planea recortar el gasto público. Esto, sin duda, tendrá un efecto negativo en el empleo y en la actividad económica. El mismo Milei preve un escenario de estanflación en los próximos meses y años. No son señales alentadoras.
No se puede descartar, sin embargo, que Milei pudiera tener éxito en sus planes. Si es así, su modelo anarcocapitalista podría exportarse a otras naciones del hemisferio, como Ecuador, Uruguay o Paraguay. Estaríamos, entonces, frente a un nuevo mapa geopolítico en Sudamérica.
Si en el Hemisferio Occidental los cambios son importantes, en Europa también parece haber transformaciones no menos fundamentales. En Polonia fue derrotado el partido nacionalista y conservador, Ley y Justicia, que había gobernado el país por varios años. En su lugar, Polonia estará encabezado por una coalición pro-europea, la cual será dirigida por Donald Tusk, ex-Presidente del Consejo Europeo y líder del partido Plataforma Cívica, que, junto con otros dos partidos, tratará de regresar a Polonia a la senda de la democracia liberal.
Por su situación geoestratégica, una Polonia democrática podría ser de enorme importancia para evitar el paso de ideas autoritarias y antidemocráticas de la Rusia de Putin a Europa. También deberá ser un factor para inclinar la balanza en favor de que Ucrania consiga su liberación y su posible inclusión a la Unión Europea y la OTAN. Todo lo cual debilitaría a la ola populista de derecha en el viejo continente.
No son malas noticias para la causa liberal, democrática y republicana en el planeta. Hay esperanza.