Recesión en el 2025

Por Fernando Hinterholzer Diestel

Mientras la presidentA Sheinbaum administra un país horrorizado por los campos de exterminio, ansioso por no encontrar a los miles de desaparecidos, frustrado por la justicia que no llega. Un país escéptico y, por algunos momentos, ya cínico. Un país que lleva años pasándose en un balancín que oscila incesante entre la expectación y el horror. Un país donde las promesas de los políticos valen “pura madre”. Un país que despierta y se va a dormir todos los días con noticias de masacres, desaparecidos, ataques a policías, carreteras bloqueadas, corrupción galopante oficinas públicas. Las alertas de niños y jóvenes desaparecidos permean en las redes sociales. Pero el tema económico tiene preocupada a Dra. Sheimbaum y a su equipo económico, heredo un país sin crecimiento económico, endeudado, que se dirige inevitablemente a una recesión prolongada. Qué significa entrar en recesión. En términos simples es un periodo en donde la productividad no crece, por lo tanto, las empresas no dejan de contratar personal. Caer en recesión se traduce en poco trabajo, mucho desempleo y aumento en los precios de los productos y del dinero. En México ya la conocemos, en los años ochenta la padecimos por tres sexenios. “En la medida que se agudiza la desaceleración económica y se establece la recesión, crece el desempleo y los productos empiezan a subir de precio de manera descontrolada, de tal forma que el gobierno se ve obligado a ofrecer aumentos salariales de emergencia, cayendo en una carrera de precios y salarios cuyo efecto se reflejará en un incremento de la inflación”.

En las últimas semanas ha aumentado la preocupación por la posibilidad de una recesión económica en México durante 2025. A pesar de que la perspectiva de una disminución de la actividad económica se había notado desde varios meses atrás, el mayor nerviosismo de los mercados fue detonado por la aprobación de la reforma judicial y sus efectos potencialmente dañinos sobre la inversión nacional y extranjera. Sin embargo, hay que aclarar que la posibilidad de una recesión a mediados del año, no representa el escenario base para la mayoría de analistas. La mediana de las proyecciones de la última encuesta de los bancos entre los especialistas del sector privado es de un decrecimiento real del PIB de 1.5% en 2025 y una desaceleración a 1.3% en 2025. Ante una desaceleración, las intervenciones gubernamentales tendrían que ir en contra del ciclo, en este caso una política fiscal expansiva —mediante un aumento en el gasto, por ejemplo— podría frenar la desaceleración. Más allá de los otros objetivos o usos que se le pueden dar a la política fiscal, puede actuar —si es bien implementada— como una herramienta que suavice la magnitud de los ciclos económicos. Por una parte, la desaceleración de la economía mexicana se está reflejando ya en numerosos indicadores. Además, es de esperar que en 2025 se llevó a cabo un ajuste importante del gasto público, dado que el déficit fiscal proyectado para este año, de alrededor de 6% del PIB, es insostenible. A lo anterior habría que agregar la pausa en el gasto privado que normalmente se observa durante los cambios de gobierno en México.

Sin embargo, existen factores adicionales que debemos tomar en cuenta en la coyuntura actual. El primero es la reforma judicial y sus implicaciones para la inversión. El segundo tiene que ver con la desaceleración de la economía estadounidense, que llevó hace unas semanas a la Reserva Federal a bajar en 50 puntos base su tasa de referencia. Aun bajo el escenario de un aterrizaje suave de esa economía, lo lógico es anticipar que su impacto adverso sobre las exportaciones mexicanas continuará o se acentuará. Muchas calificadoras, analistas económicos e inclusive, la OCDE, han pronosticado escenarios complicados para la economía mexicana, si Trump continua con sus amenazas de aranceles. De acuerdo a la visión del organismo, México sería el único país miembro del G20 que tendría recesión durante 2025 y en 2026 al contraerse el PIB en 1.3 y 0.6 por ciento, respectivamente. Un grave problema para la estabilidad económica y social de México que registra penurias en su crecimiento anual. El consumo cayo en febrero casi 2%, según la estimación de analistas, lo que sería la mayor contracción en mucho tiempo (con la obvia excepción del confinamiento por Covid). Puesto que ya en diciembre reportaron números rojos, no se trata de un dato aislado, ni tiene nada que ver con los aranceles de Trump. De hecho, en los últimos seis meses reportados (hasta febrero), el consumo apenas tendría un crecimiento mínimo, y si nada más tomamos los cinco meses de la actual administración, el saldo es negativo: una contracción de -0.2%.

La actividad económica general sufrió una contracción en el pasado mes de febrero, al igual que en diciembre. A diferencia del consumo, la caída en la actividad económica sí tiene un antecedente. Fue en 2019, debido a la cancelación del aeropuerto, el país cayo en una recesión, y que luego se mezcló con los efectos de la pandemia. Empezando el año 2020, cuando todavía no teníamos casos reportados de covid en México, la economía se contraía -1.4%, y en los seis meses previos, -1 %. Hoy en día, y durante los últimos cuatro meses la economía ha crecido 0, y si nada más tomamos los cinco meses de la nueva administración, tenemos una ligera contracción: -0.1%. Si el consumo, que representa casi 80% del PIB, está ya en terreno negativo, y la inversión, después de los datos de construcción de 2024, se desploma. Las agencias calificadoras Moodys y Fitch Ratings advirtieron que “México y Canadá experimentarán recesiones técnicas dada la magnitud de su exposición comercial con EU, por lo que han recortado sus previsiones anuales (de crecimiento) para 2025 en 1.1 puntos porcentuales y 0.7 puntos porcentuales, respectivamente”. La imposición de aranceles por parte de Trump a México se suspendió por casi un mes para los productos que estén cubiertos dentro del T-MEC, a la espera de una amplia revisión de las políticas comerciales de EU que se completará a principios de abril. Si se extiende la política vigente hasta el 2 de abril para eximir a los bienes que cumplen con el acuerdo comercial T-MEC, México podría evitar la recesión, con un crecimiento del PIB de 0.1 por ciento este año y de 0.8 por ciento el próximo, según la OCDE. La mitad de las exportaciones mexicanas a EU, que el año pasado superaron los 505 mil millones de dólares, aún enfrenta el riesgo de aranceles de 25 por ciento aplicados por Trump, pues no cumplen con todas las reglas del T-MEC para obtener la preferencia arancelaria. Las proyecciones económicas tanto de la OCDE como de Fitch no dejan duda de que México será el país más afectado por los aranceles de Trump, si éstos se consuman. ES CUANTO

ADDENDUM: Para la economía mexicana, la imposición de 25% a los aranceles, prácticamente es romper con el T-MEC. De confirmarse la decisión arancelaria, México caería, en el mes de mayo, en recesión para 2025. En el corto plazo, el gobierno tendría que buscar salvavidas en el mercado interno, y echar mano de la iniciativa privada si quiere levantar la inversión que se está cayendo ya sin el nearshoring, que cada día se esfuma más. Planteamientos alternativos serían buenos para el mercado interno, donde de por sí ya veníamos con una desaceleración. No se espera que la guerra arancelaria dure por largo plazo. Necesitamos medidas de corto plazo para el mercado interno e incentivar la inversión privada, ya sea con asociaciones público privadas o, bien, en sectores necesarios, ya que la inversión pública es poca y está comprometida buscando cubrir el enorme déficit público que heredó de la anterior administración.