MISOGINIA
Carlos Hiram Culebro Sosa*
De pequeño, el autor de este artículo disfrutaba las maneras en que Tobi, personaje de una historieta, junto con sus amigos, evitaban que ingresaran a su club la pequeña Lulú y compañeras de su barrio, por su condición de mujeres.
En ese entonces Carlos Hiram desconocía -seguramente como otros lectores de esa publicación- que la acción de Tobi es un ejemplo de misoginia, fenómeno que se explica a continuación.
El vocablo deriva de la raíz griega “miseo”, que significa odiar; y “gine”, que se traduce como mujer, por tanto, la misoginia es el odio, desprecio y rechazo de los hombres hacia el sexo contrario y en general hacia todo lo femenino. El repudio puede ser afectivo, cognitivo o conductual.
Toda agresión de los varones a las damas ahora se le conoce como violencia de género.
El estudio de este tipo de rechazo hacia lo femenino es relativamente reciente y ha ameritado su reconocimiento por organismos internacionales como la ONU, la OMS y el Parlamento Europeo, emitiendo medidas de diversa naturaleza para evitarlo.
Algunas conductas que identifican a un misógino son ver a las mujeres como un trofeo, abusar de la posición de poder respecto a ellas, asumir que las personas del género femenino necesariamente deben tener hijos, rechazar que lideree una mujer, relacionar ciertas actividades –como el cocinar- con las damas, juzgarlas por la manera en que se visten y opinar sobre su apariencia personal, principalmente. A juicio del suscrito, los dos últimos comportamientos que se mencionan, en nuestra cultura mexicana, son relativamente frecuentes entre las propias mujeres.
El fenómeno que se analiza puede implicar situaciones peligrosas como son el feminicidio, los casos de violencia física, sexual o psicológica; explotación económica y resentimiento por el acceso de mujeres a puestos de gran responsabilidad.
Las actitudes misóginas eran comunes en culturas primitivas como la Grecia Antigua, en donde las mujeres eran consideradas como ciudadanas de segunda clase.
Lo contrario a la misoginia es la misandria, que implica un odio hacia los hombres.
Entre otras alteraciones, la misoginia puede ocasionar en las víctimas baja autoestima, ansiedad y depresión.
El suscrito estima que, en comunidades indígenas del país, donde la misoginia está arraigada, las afectadas la consideran como algo normal y quizá no presenten las afecciones arriba citada; en otras palabras, que una mujer camine en una vereda atrás del hombre, ella supone que es lo habitual. Cabe reconocer que esta afirmación es una mera suposición, por ende, carece de toda comprobación científica.
Para erradicar la misoginia cabe recordar al personaje que se mencionó al inicio de esta nota y concluir como Tobi que “Este es un caso para la araña”
*Catedrático del ISEEECH