Carlos Hiram Culebro*
La igualdad de género implica que todas las personas tengan los mismos derechos, recursos y oportunidades, independientemente de su identidad de género, y que sean tratadas con respeto en todos los aspectos de la vida cotidiana.
A escala mundial, lograr la igualdad de género requiere la eliminación de prácticas dañinas contra las mujeres. Desafortunadamente, en todo el orbe se observa que las mujeres ganan menos dinero que los varones por el mismo trabajo, conforman casi dos tercios de las personas analfabetas y la mayoría de las personas pobres son del sexo femenino, entre otras situaciones en las que están en desventaja.
A pesar de que a través de diferentes estrategias se busca la igualdad entre hombres y mujeres, existen circunstancias desfavorables para las damas, que también ocurren en nuestro país. Un ejemplo es en cuanto a la disparidad en la realización de las tareas del hogar, incluso en aquellos hogares en que la dama tiene algún empleo remunerado.
La desigualdad de género impacta severamente en las relaciones personales, familiares y sociales, así como en las instituciones y en las políticas públicas.
Según la UNESCO, América Latina y el Caribe son las áreas del planeta con más desigualdad, discriminación y violencia, a lo que se suman factores como vivir con algún tipo de discapacidad, pertenecer a una comunidad indígena, además de las necesidades de las niñas y adolescentes por el hecho de ser mujeres y menores de edad, por lo que es crucial reconocer y proteger sus derechos. Para ello, es indiscutible que las escuelas son el espacio propicio para que se promuevan hábitos que fomenten la relación armoniosa entre toda su población escolar, independientemente de su sexo.
Lograr ese equilibrio en los centros educativos requiere de programas de estudio y libros de texto exentos de sesgos y que la enseñanza se lleve a cabo con perspectiva de género. Esto último permite que las escuelas estén libres de violencia y discriminación, siendo esos dos temas motivo de análisis en algunas materias, mediante conferencias, mesas redondas, entre otras alternativas.
La violencia puede ocurrir en el plantel escolar, en el trayecto o el ciberespacio. También se dan casos de profesores que abusan de su posición de poder. Desde luego, los alumnos también tienen la obligación de comportarse de manera tal que no afecte el derecho de los demás a la educación.
En las escuelas, adaptando su contenido de acuerdo a la escolaridad de la población estudiantil, el tema de la igualdad de género puede ser abordado en algunas materias, mediante charlas o talleres; organizando grupos de discusión, promoviendo campañas para sensibilizar a la población en general sobre la importancia de esa materia y apoyando a organizaciones que promueven la igualdad de género.
En suma, la igualdad de género es aún una tarea pendiente.
*Docente del Instituto Superior de Estudios de Enfermería del Estado de Chiapas.