EU ya no es el sueño, es la pesadilla naranja

EU YA NO ES EL SUEÑO, ES LA PESADILLA NARANJA

Alfonso Grajales

Hay cosas que dan coraje, otras que te enchilan y algunas que te hacen hervir la sangre. 

Como por ejemplo ver a Estados Unidos en modo cacería, pero no de animales, sino de personas, de migrantes, de gente que sólo quiere trabajar y vivir mejor. Da impotencia ver que los tratan como cucarachas que hay que fumigar. 

Agentes de la patrulla fronteriza se meten a casas, a tiendas, a vecindades, sin orden y sin madre. Parecen perros entrenados para oler papeles mojados a kilómetros. Y si no traes los “buenos”, vas pa’ fuera.

Y luego está el impresentable de Donald Trump, que más que presidente parece villano de caricatura, pero sin lo chistoso. Un tipo sin corazón, sin criterio y que este día ordenó que medio millón de migrantes se larguen de “su país”. 

¿Y cómo les avisó? ¿Con una conferencia? No, con un correo electrónico. Así, frío y directo: “Tu permiso CHNV fue revocado. Gracias por participar. Chinga tu madre”.

Y su gabinete, que no canta mal las rancheras, le aplaude. Cual zombies de traje, siguen cada orden como si fuera palabra sagrada. Parecen más secta que gobierno.

¿Y los migrantes? Con miedo, con rabia, con lágrimas en los ojos. Porque sí, muchos dejaron todo: casa, familia, país. ¿Para qué? Para acabar escondiéndose como si fueran criminales. 

Lo más absurdo es que esa misma gente a la que hoy echan a patadas, es la que mueve buena parte de la economía gringa. Ellos limpian, cosechan, construyen, cuidan. Y ahora los tratan peor que a delincuentes.

Y no me salgan con que “es que hay unos que delinquen”. Sí los hay, pero también hay gringos que matan a diario y no por eso sacan a todos. No se vale medir con dos varas.

Por suerte, ya hay ruido y en varias ciudades del gabacho la gente se está organizando.  Marchas, protestas, gritos. En Los Ángeles, Tucson, Seattle… hasta en los estados más mochos ya se están hartando de los excesos de Trump. Pero ¿será suficiente? Porque el güero naranjoso no se dobla fácil.

Y ¿dónde está Claudia Sheinbaum? Porque sí, ya sé que lleva poco en el poder, pero urge que se faje los pantalones y diga algo con fuerza, que no salga con lo de siempre, con el discurso tibio que no convence ni a su gabinete. Ya estuvo suave de que México solo alce la ceja cuando lo patean.

Porque los migrantes no se van por gusto. Se van porque en sus países los gobiernos solo se dedican a robar, a mentir y a dejar a la gente en el olvido. 

¿Y qué hacen ellos? Se la juegan, cruzan desiertos, selvas, ríos y retenes con tal de darle a sus hijos una vida menos jodida, y todo para que los echen como perros.

Mientras Trump feliz, porque entre más racista se pone, más le aplauden sus seguidores. Porque para él, la dignidad humana vale madre. Porque no caza votos, caza migrantes. Porque no gobierna, se venga de quién sabe qué trauma.

Así que, sí, da dolor y da mucha rabia, pero también orgullo ver que, aunque los quieran borrar, los migrantes siguen ahí, con dignidad, con ganas de salir adelante, aunque el mundo se les venga encima.

Y nosotros, desde acá, no podemos quedarnos callados. Porque si hoy son ellos, mañana puede ser cualquiera, porque la lucha no es solo de fronteras, es de humanidad.

Nos leemos pronto.

ESPINACAS

Por Popeye

Trump no persigue a criminales,

va tras los pobres e ilegales.

Su guerra no es contra el que mata…

es contra quienes limpian su casa.

¡Seco el elotazo…!