QUÉ MÁS PUE…
Carlos Rafael Coutiño Camacho
EDUCACIÓN PRIMERO
Las movilizaciones del magisterio, más que un beneficio ha sido un perjuicio, sin duda que hay razón en protestar, pero no se puede hacerlo con paralizar las clases, cuando Chiapas en particular, presenta un rezago enorme, y no hay que ir a las zonas rurales e indígenas, en la misma capital o ciudades importantes, está a la vista.
Los maestros equivocan el movimiento sindical, para poder cambiar políticas, es sí, redoblar acciones en las aulas, no en las calles, las protestas como las que hacen, han tenido en ocasiones eco, por una sola razón, les ha beneficiado a las autoridades pasadas.
Cuando una población tiene un nivel educativo bajo, es fácil presa de cualquiera, por eso mismo algunos gobiernos federales y de los estados, hacen todo, para que los maestros protesten, y se mantengan tanto tiempo en el paro, los mentores sin darse cuenta, lo que hacen es beneficiar a quienes consideran como enemigos.
Para el caso Chiapas, un paro, solo causará limitar su desarrollo social y económico, con la educación se puede consolidar muchas cosas, una persona que no va a la escuela, es una persona que está condenada a todo, y los maestros no pueden ni deben hacer eso.
En el gobierno de Eduardo Ramírez, ha consolidado acciones en beneficio de la sociedad, desde su inicio pensó en la alfabetización y darle un impulso con tecnología, los programas han hecho que la deserción sea ínfima, entiendo que esto es lo que tiene que entender el magisterio, y sumarse a ello.
Según el INEGI y la SEP, el gobernador Ramírez Aguilar, encontró un Chapas con altos índices de analfabetismo, deserción escolar y bajos niveles de aprovechamiento académico y como no, si la CNTE es responsable de ello, vuelvo a insistir, para cambiar a la sociedad, se necesita educación.
Enseñar en las aulas, es enseñar a conseguir un futuro mejor, pelear por salarios es correcto, pero no fregando a los que vienen atrás como niños y adolescentes.
Cuantas veces, no conocimos que en muchas comunidades rurales e indígenas, los niños deben caminar horas para asistir a la escuela, pero lo peor no es eso, sino que muchas veces tienen maestros improvisados, jóvenes que egresan por un dinero, que siguen confundiendo la historia, solo como un ejemplo.
El gobierno de Sheinbaum, debería hacer algo similar a lo que pasará con la Suprema Corte, es decir, hacer una evaluación real a los maestros, porque no es posible que, maestros de español, tengan tantos errores ortográficos, de historia que no sepan que significa la historia, de matemáticas que usen calculadoras, en fin, que tengamos en vez de maestros, verdaderos inútiles cobrando salarios que no merecen.
Un examen para ellos, hará que haya menos maestros en efecto en las escuelas, pero es necesario, porque no se puede educación a través de la ignorancia, los niños y adolescentes aprenden más con tutoriales en redes sociales, que en las aulas.
Me atrevo a decir que, esto que llamamos transformación, debe llegar al sistema educativo en Chiapas, la formación docente, pero sobre todo, en una política educativa que respete la diversidad cultural y lingüística del estado. Es necesario implementar modelos que integren el contexto local, reconozcan los saberes comunitarios y fortalezcan la identidad de los pueblos originarios, sin renunciar a las competencias nacionales e internacionales.
Hay esperanza con el gobierno de Eduardo, se visualiza una educación sólida, ya que eso logrará que mejore las oportunidades laborales, reducir la violencia, promueve la salud, fortalece la participación ciudadana y permite la construcción de un tejido social más justo, ojalá lo entiendan los maestros.
Chiapas no puede aspirar a un desarrollo verdadero sin apostar decididamente por su capital humano. Invertir en educación no es un gasto, es la única vía posible para romper el círculo de la marginación y construir un futuro digno para todos. Sin educación, no hay transformación posible. ¿Qué sociedad queremos construir? La respuesta comienza en las aulas.
LLUVIAS
Claro que habrá problemas como encharcamientos y posibles inundaciones en Chiapas, ante el inicio de la temporada de lluvias, y no, no es culpa de un gobierno, es culpa de una sociedad, que precisamente por no haber ido a la escuela, no sabe ni se explica, porque tiene miedo a las lluvias.
Pongo solo tres casos como ejemplo, San Cristóbal de las Casas, ha tenido un problema constante cada caño cuando llueve, los encharcamientos no ceden, pero la gente culpa a Dios y si bien va, a quien esté al frente del Ayuntamiento, la razón, es que están ubicados en zonas no habitacionales y eso no pueden comprender.
En Tapachula, las condiciones son similares, saben que no pueden estar en faldas de los cerros, cercanos a los ríos, en zonas bajas; pero no, la gente ahí va a posicionarse de terrenos y construye rápidamente, argumentando que es por necesidad, por pobreza y por otras cosas falsas.
Tuxtla Gutiérrez, es el peor ejemplo que se tiene, están encima de los afluentes que alimentan al Sabinal, en estas fechas estos pequeños ríos por la reducción de su cauce y por ser embovedados, el agua sale y rápidamente viene la crítica y gritan que cómo es posible que el río haya ingresado a sus hogares, y piden con enojo, apoyo de las autoridades.
Hay que caminar por las colonias y ver como la población se aferra a seguir en zonas inundables, pareciera que le urge salir damnificada, para recibir del gobierno apoyo, claro, hay que recordar cuando Pablo Salazar era gobernador y el Sabinal afectó a las casas que están al margen, muchos llevaron refrigeradores y estufas oxidadas, camas con comején y televisores fundidas.
Su versión, fue el agua, cuando nunca ocurrió así, pero el gobierno aceptó y entregó enceres domésticos, a los supuestos damnificados, que apenas alcanzó en sus hogares, poco más de 5 centímetros en algunos casos y en otras, simplemente ellos tiraron agua, para que los voltearan a ver, por eso mismo, es necesario la educación.