Sube todo, menos la esperanza

SUBE TODO, MENOS LA ESPERANZA

Alfonso Grajales

En México, vivir –o sobrevivir– ya cuesta un ojo de la cara. Suben los precios de la canasta básica, de la luz, de la gasolina. ¿Y el sueldo? Ese también, nomás que poquito. ¡Ah, pero qué tal el de los políticos!

Te lo digo sin pelos en la lengua: a los políticos les valemos madre. Mientras tú cuentas monedas, ellos cuentan relojes. Mientras tú cancelas el gas por caro, ellos se pasean en camionetas blindadas, con aire acondicionado, guaruras y cara de yo no fui.

Se visten de marca, comen como virreyes y viven en casas que no se ven ni en las películas. Eso sí, cuando hablan en público chillan y hasta se hacen los humildes. Pero en corto, se les cae el discurso y se les nota el cinismo.

López Obrador prometió el cielo. Que si primero los pobres. Que si no más gasolinazos. Que si bajar la luz ¡Puras mentiras! Hoy nadie recuerda esas frases. Ni su partido. Ni su gente. Se esfumó su enseñanza y peló gallo la esperanza.

¡Y el nuevo gobierno igualito! Nomás con otra voz. Mismo guion, misma hipocresía. Le subieron al IEPS, le subieron al jitomate y al huevo. Todo va para arriba, menos el pueblo ¡Así pa’ qué pictes!

Las familias ya no compran comida, compran lo que alcanza. Hay mamás que se parten el lomo para que sus hijos coman. Y ellos, los de arriba, ni se dan por enterados. O peor aún, sí se enteran y de todos modos les vale un reverendo cacahuate.

La verdad es que nos están exprimiendo. Nos tienen empinados. Y todavía hay quien dice “no hay pedo”. ¡Cómo chingados no va a haber pedo! Si esto no es una crisis, es una mentada de madre.

Pero nadie dice nada. Nadie se pone al brinco. Nadie exige. ¿Qué nos pasa? ¿Por qué tanto aguante? ¿Por qué seguimos votando por lo mismo?

Nos prometieron justicia y nos dieron puro chile. Nos vendieron esperanza y entregaron miseria. Nos vieron la cara otra vez. Y lo peor es que se ríen mientras cuentan la lana.

Ya estuvo. O despertamos, o seguimos chupando faros. O gritamos, o seguimos comiendo tortilla con sal. O nos rifamos, o nos siguen hundiendo.

Yo, por lo pronto, ya me encabroné. ¿Y tú?

Nos leemos pronto.

ESPINACAS

Por Popeye

Todo sube, nada baja,

la esperanza ya no cuaja.

El pueblo aguanta y se achica,

y el gobierno nomás no salpica.

¡Seco el elotazo…!