El infierno en Jalisco que nadie quiso ver

EL INFIERNO EN JALISCO QUE NADIE QUISO VER

Alfonso Grajales

México es el país de los hallazgos macabros. Aquí las familias buscan a sus desaparecidos con más ganas que el gobierno y los campos de exterminio aparecen en el mapa como si fueran nuevas franquicias. Esta vez, la pesadilla tiene nombre: Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, donde colectivos de búsqueda encontraron hornos crematorios, restos humanos y cientos de objetos personales esparcidos como si fueran basura.

Y aquí viene lo más indignante: las autoridades ya habían estado ahí antes… dos veces. En septiembre de 2024 y enero de 2025 hicieron operativos, detuvieron a algunas personas, rescataron a otras y, al parecer, se les pasó notar que había hornos donde el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) desaparecía cuerpos. Vamos, ¡ni Sherlock Holmes borracho lo habría hecho tan mal!

Ahora, la presidenta Claudia Sheinbaum quiere que la Fiscalía General de la República tome el caso, mientras todos nos preguntamos lo obvio: ¿cómo demonios pudieron ignorar lo que estaba pasando ahí? O son increíblemente incompetentes o, peor aún, alguien se hizo de la vista gorda a propósito.

El gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, ya salió a anunciar la extinción de dominio del rancho, lo que en términos políticos significa: “Nos quedamos con la propiedad, ponemos una placa y nos lavamos las manos.” Como si quitarle el terreno a los narcos fuera a revivir a las víctimas o a devolverle la paz a sus familias.

México está en un nivel de horror donde el hallazgo de un campo de exterminio ya ni sorprende. Se indignan las redes sociales por un par de días, las autoridades sacan un comunicado genérico y en unas semanas el tema queda enterrado… igual que las víctimas.

El Rancho Izaguirre es la prueba de que en este país, si no buscas, no encuentras. Y si encuentras, más vale que seas un colectivo de búsqueda, porque si esperas que el gobierno haga su trabajo, mejor siéntate cómodo. ¿Cuántos ranchos más como este existen? ¿Cuántos se han “revisado” sin descubrir lo obvio?

El crimen organizado tiene tanto poder que ya no necesita esconderse. Hace lo que quiere, donde quiere y con la certeza de que si las autoridades llegan, se van a hacer güeyes. Porque para los desaparecidos no hay prisa, pero para reprimir marchas o defender paredes pintadas, ahí sí mandan a todo el aparato estatal.

Y lo peor es que la historia se repetirá. En unos meses, otro colectivo encontrará otro rancho, otro horno, otra fosa. Y las autoridades, otra vez, actuarán sorprendidas. Porque en México la justicia no es ciega, es sorda, muda y tiene pésima memoria. Nos leemos pronto.