PLAN MÉXICO: APROVECHAR OPORTUNIDADES
Fernando Hinterholzer Diestel
La semana pasada se presentó el Plan México, que incluye ambiciosas metas como “la de alcanzar el lugar número 10 de las economías del mundo; la creación de 100 mil millones de dólares de Inversión Extranjera Directa anual; la generación de 1.5 millones de empleos en sectores estratégicos; alcanzar el 50% de proveeduría y el consumo nacional “hechos en México”; así como lograr un 15% de contenido nacional en cadenas globales de valor en los sectores automotriz, aeroespacial, electrónico, semiconductores, farmacéutico y químico; que 50% de compras públicas sean de producción nacional; y la reducción de 2.6 a 1 año el tiempo para concretar una inversión; también lograr que el 30% de la pequeñas y medianas empresas tengan acceso a financiamiento”. También anunciaron que habrá 227 mil millones de dólares de inversiones que, de acuerdo a la presidenta Sheinbaum, van a llegar al país a través de 2 mil proyectos en industrias de punta, como la textil, farmacéutica, dispositivos médicos, agroindustria, chips, semiconductores, electromovilidad, química, petroquímica, bienes de consumo y aeroespacial. “El Plan México también busca elevar la proporción de inversión pública y privada por encima del 25% del PIB a partir de 2026 y hasta 28 por ciento en 2030”.
Hay que señalar, que “El Plan México” expresa la visión de política industrial que el 2º piso de la 4T busca impulsar a través de estímulos a la inversión y colaboración entre el gobierno federal y los empresarios. El plan identifica áreas claves en las que hay que trabajar, pero los retos para su implementación no serán fáciles. El plan propone también una mayor vinculación entre las instituciones educativas y el sector productivo. Sin recursos humanos sería imposible agregar valor a las cadenas productivas. Las entidades más competitivas del país ya cuentan con vínculos sólidos entre los tres sectores. Sin embargo, es la propuesta “de sustitución de importaciones” la que hay que manejar más cuidadosamente. Ya que habría que reforzar las cadenas de producción, habría que brindar a las empresas la certeza necesaria para que puedan arriesgar su capital en las mejores condiciones posibles y hay que permitir que sean entes privados los que realicen la evaluación de las inversiones a realizar. Pero hay que insistir que todo debe producirse a nivel local porque se dejaría de aprovechar las ventajas comparativas y los recursos, trabajo y capital, los cuales no serían asignados de la forma más útil para la sociedad. No obstante, se requieren realizar acciones adicionales, como el establecimiento de actividades de corto plazo para que mejore “el clima para la inversión”, tras el daño que representaron la aprobación de las reformas constitucionales del “Plan C” en México y a partir de hoy, con la presidencia de Trump.
La destrucción del Poder Judicial y de los órganos autónomos y de cualquier contrapeso al poder presidencial, no ofrecen garantías a los inversionistas puede ser in freno al plan. Y un segundo inconveniente, la infraestructura necesaria para poder abastecer de energía a las nuevas localizaciones de empresas para que este insumo no sea un problema, no solo de altos costos, sino de capacidad para no interrumpir suministro y parar producción. En el tema de la energía, el gobierno mexicano sigue teniendo esa visión obtusa que genera dudas de si el país pueda tener la electricidad suficiente para atender la demanda por un posible crecimiento económico. Otro tema fundamental para garantizar el funcionamiento del plan, es el de la seguridad, desde luego, nos referimos al combate a la delincuencia, la impunidad, y las alianzas de poder, así como a la protección antiterrorista y la seguridad nacional. Además, la seguridad va más allá de la pública y la nacional, esto es la seguridad del Estado de Derecho, de la impartición de justicia, de la certeza para poder invertir sin el riesgo de decisiones que afecten el proceso productivo por un poder centralizado que no otorga independencia ni a juzgadores, ni a legisladores, ni a gobernadores. Es pues, ser percibido que invertir puede ser atractivo, pero será siempre a capricho de un poder autocrático, lo que promueve inseguridad y la falta de legalidad; lo cual es un freno importante para las decisiones de inversionistas.
Si el Plan México establece como meta ser la décima economía mundial, los expertos en planificación, se empiezan a preguntar varias interrogantes, que no han sido plasmadas en el documento presentado, la semana pasada. Uno de ellos es para cuándo, en cuánto tiempo se lograrían los objetivos. Se requieren cronogramas para poder ir revisando los avances y medirlos, si no se cuenta con eso, el Plan pierde mucha autenticidad y seriedad. En el caso de algunos objetivos, como, por ejemplo: elevar la inversión como porcentaje del PIB, eso es obligatorio para llegar a ser la décima economía en el mundo. Cómo podrán aumentar la inversión con la debilidad de nuestro Estado de Derecho, sobre todo después de haber desmantelado al Poder Judicial, y que con los cambios constitucionales ahora está peor que antes. “No vemos concordancia con la consolidación fiscal y no atiende problemas estructurales”. La implementación del plan implicaría un mayor déficit público, tanto por la renuncia a ingresos, como por mayores gastos lo cual impondría mayores retos para la consolidación fiscal propuesta por el gobierno en el Paquete Económico 2025”, de acuerdo con los especialistas. Y ahí es donde comienzan las dudas de la utilidad del Plan México. Nuestro gobierno no entiende que la inversión es inversamente proporcional al autoritarismo, mientras más autoritario sea un país, menos inversión extrajera y nacional va a atraer. Solo vendrán los que ya tengan un acuerdo con el gobierno y los que estén dispuestos a arriesgar mucho porque creen que van a ganar mucho.
“En la real polítique”, donde las señales tienen tanto importancia como las acciones, un chisme es suficiente para dañar una relación política-comercial. Eso podría suceder con el expediente que Marco Rubio, nuevo secretario de Estado con la administración Trump, le prepara al expresidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, “señalándolo de vínculos con el narcotráfico”. Esta acción legal no solo dañaría la relación entre dos de los mayores socios comerciales del mundo, sino que también abriría una serie de disputas con implicaciones económicas, sociales y políticas que no podemos soslayar. Rubio, halcón de postura dura frente a países latinoamericanos, “alista un golpe espectacular contra México y la 4T” al elaborar un expediente” donde documenta cómo los carteles criminales que producen fentanilo (Sinaloa y Jalisco) fueron protegidos durante el mandato del “mesías tabasqueño”. Pero más allá de las acusaciones formales ante la corte estadounidense, la manera en que este asunto se opere será determinante. Bien llevado por ambos gobiernos, puede significar un mejor la cooperación internacional en temas de seguridad y combate al narcotráfico, mal operado, puede ser el rompimiento total entre México y Estados Unidos.
ES CUANTO
ADENDDUM: la presidenta considera que México es la mejor democracia del mundo “Por eso, la estrategia de seguridad (dice ella) está dando excelentes resultados, no se tolera ningún acto de corrupción, la economía goza de indicadores estupendos, los grandes proyectos de infraestructura siguen adelante, no faltará el agua, habrá producción de alimentos suficientes, escuelas dignas y nuevas universidades, centros de salud renovados y farmacias con medicamentos gratuitos y “programas sociales”. Pero la necia realidad, la desmiente: escasean medicamentos, abundan los homicidios dolosos, los feminicidios, las masacres y la ingobernabilidad en territorios como Guerrero, Chiapas, Sinaloa y Michoacán.