– Obispos piden también que se aclaren asesinatos en Nuevo Morelia, en la franja de la presa de La Angostura –
La Diócesis de San Cristóbal de las Casas, exigió justicia para los 11 pobladores masacrados de la comunidad de Nuevo Morelia municipio de Chicomuselo, quienes aseguró, “se resistían ante la violencia de los grupos criminales que se disputan la zona y fueron asesinados de manera cruel y despiadada en sus hogares”.
En un comunicado, afirmó que “personas del crimen organizado entraron al poblado alrededor de las 5:30 de la tarde del 12 de mayo, y fueron directamente a las casas de las personas que aún se encontraban en la comunidad, asesinando a seis hombres y cinco mujeres”.
Ese es el relato que ofrece la Diócesis sobre los hechos que han consternado al estado de Chiapas, y que reflejan la crisis de seguridad que viven las regiones fronteriza y sierra del estado.
De la tragedia responsabiliza a los tres órdenes de gobierno por su omisión “ante la realidad que se ha venido denunciando”. Califica también de inconcebible la “falta de acción de las autoridades, habiendo presencia de del Ejército, la Guardia Nacional y la Policía Estatal en la región”.
Las víctimas -dice el comunicado- fueron once. Seis hombres y cinco mujeres. De ellos, cuatro fueron ultimados en diferentes casas y los siete restantes son miembros de una familia completa que estaba reunida después de la “celebración dominical”. La Diócesis sostiene que luego de darles muerte le “prendieron fuego a la vivienda y los cuerpos de dos de nuestras hermanas quedaron totalmente calcinadas”.
En la tragedia de Chicomuselo, agrega, fallecieron Alfonso de 73 años, Teresita de Jesús de 28, Dolores, que contaba con 56 años, Rosalinda de 57, Yojari Belén de 18 años, Ignacio de 52, Isidra de 54, Urbano de 42, Joel de 49, Azael de 31 y la menor de edad Brandi, de 15 años.
Detalla también que, a pesar de la violencia, el hostigamiento y las amenazas, las víctimas se resistían a dejar sus hogares y estaban a favor de la paz, la justicia y la vida.
La Diócesis afirma: “nuestros pueblos siguen sufriendo, estamos en medio de una guerra que no tiene fin, y nos están llevando como pueblo a ponernos como carne de cañón y barrera humana”.
Sostiene también que muchas comunidades han quedado vacías por las amenazas, asesinatos y desapariciones. “Nos han infundido el miedo y el terror, apoderándose de nuestra tierra y territorio sin que el Estado haga algo por garantizar la vida y la seguridad de los pueblos”.
Por ello, manifiesta que “la Iglesia no puede ni debe quedarse callada por lo que hace un llamado urgente a las autoridades competentes a poner su mirada en estas comunidades y pueblos actuando conforme a derecho”. (Con información de Gaby Coutiño. Foto: Enrique Díaz/Quadratín)