TRUMP, LOS ARANCELES Y EL NARCOESTADO MEXICANO
Fernando Hinterholzer Diestel
Desde hace tres sexenios, la relación en materia migratoria de nuestro país con los Estados Unidos ha mantenido un mismo patrón, aceptar “los pedidos” de los estadounidenses para evitar las amenazas y castigos, pero sin recibir algo a cambio. Cada sexenio, el gobierno mexicano ha enfrentado distintos tipos de amenazas como la de aranceles o aislamiento comercial, cada administración ha enviado soldados para detener la migración, y cada una ha actuado sin imponer sus propios requerimientos. Hoy en día, el gobierno de la presidentA Sheinbaum enfrenta la misma disyuntiva. El gobierno de Sheinbaum tiene aún oportunidad para cambiar el rumbo, pero solo si cambia de táctica. Aceptar todo lo que quieren “los gringos” sin condiciones, ya no es una opción para el país. El gobierno mexicano debe fijar sus propios términos antes de que el costo de la sumisión sea mayor que el de la negociación, eso es respeto de la soberanía y no lo que dicen los “morenistas”. La clave de la plática del pasado lunes entre el presidente Trump y la presidenta mexicana, para la pausa de entrada en vigor de los aranceles, es saber si en algo influyó el mensaje de la mandataria mexicana del anterior fin de semana, así como los ofrecimientos en materia de seguridad y migración que realizo al gobierno norteamericano; y o bien cuánto influyo la presión empresarial, política y social de los estadounidenses.
Ahora se sabe, que los grandes empresarios de Estados Unidos y muchos gobernadores ejercieron una gran presión que obligó al presidente Donald Trump a diferir la imposición de aranceles contra México. Trump “tiene un estilo blofeador”, por lo que al conocer los datos de sus expertos económicos debieron haberle mostrado, que de llevar a la práctica sus amenazas arancelarias, el golpe económico para los estadounidenses acabaría en desastre y sus electores seguramente le pasarían la factura en las próximas elecciones intermedias. “Trump ofreció en campaña bajar la inflación, aumentar el empleo y los salarios, así como llevar a la economía estadounidense a un mejor estado de desarrollo”, y evidentemente la guerra comercial contra Canadá, México y China iría en contra de todo el discurso que ofreció en campaña. Con todo ello, México ganó tiempo e instrumentos para la negociación, pero de no haber resultados tangibles en seguridad y migración, sería muy previsible que el gobierno norteamericano intentará amedrentar de nuevo con los aranceles. Por lo pronto, la amenaza sigue vigente para nuestro país. Qué resultados se podrán obtener en un mes, no lo sabemos a ciencia cierta, pero dada la corrupción que, en materia de seguridad y violencia, que se heredó del gobierno anterior, y de la crisis migratoria en la que nos encontramos, no se prevé un muy buen pronóstico. Ojo, no fue un triunfo de la presidentA mexicana como lo han querido presentar, fue un logro de los empresarios estadounidenses y mexicanos, apoyados por un sector de políticos de nuestro vecino.
A todo ello, hay sumarle el discurso de la Dra. Sheinbaum que rechaza y califica de “calumnia” la denuncia del “gobierno trumpista” de que su gobierno tiene “alianzas con los cárteles mexicanos” de la droga, La respuesta de la doctora a la grave acusación de Washington, seguramente la hace no solamente por lo que toca, a sus tres meses de gobierno, sino también a la de su antecesor, que es realmente a quien parecen señalar los norteamericanos, debido a política de “Abrazos, no balazos” manejada y sostenida de forma transexenal por el expresidente mexicano. La detención y posterior liberación de un general mexicano, las frecuentes y secretas visitas a las tierras de los narcos sinaloenses en Badiraguato y su defensa a ultranza de “los derechos” de los narcos, es lo que sostiene el duro calificativo de “narco-gobierno” que le impuso Trump a la administración mexicana.
Con el muy grave calificativo de “narco-gobierno” por parte de la Casa Blanca, lo que tratan es restarle autoridad moral al gobierno mexicano, invalidarlo para de esa forma contar con argumentos para actuar, como ellos decidan de acuerdo a sus leyes y a sus intereses, ante un gobierno corrupto, “sin autoridad moral y por lo tanto sin autoridad política”, y eso les autoriza a tomar cualquier decisión para proteger su seguridad nacional. La presidentA mexicana tiene menos de un mes para quitarse el estigma, que desde el 1 de octubre carga, y que está forjada con personajes que cuentan con la protección del expresidente, no obstante que son auténticos delincuentes algunos de “cuello blanco” y otros cínicamente criminales. La relación con esos personajes debiera ser eliminada para que la presidentA pueda recuperar toda su capacidad de acción y negociación, toda vez que ella cuenta con una visión muy diferente a la del tabasqueño, en áreas como la seguridad pública, la economía, la educación, el desarrollo tecnológico, salud y en la apertura a la iniciativa privada en sectores que estaban vetados por López Obrador. La presidentA tiene la responsabilidad y la oportunidad para terminar la crisis que recibió de su antecesor; para comenzar a imprimir su sello personal a su gobierno, y proceder a inhabilitar de inmediato a personajes impresentables que empañan su gestión, como al gobernador de Sinaloa Rubén Rocha “protector de narcotraficantes y generador de violencia”, a Francisco Garduño “asesino de migrantes”, Adán Augusto López “jefe del cartel La Barredora de Tabasco”, a Américo Villarreal “jefe del huachicoleo y socio de narcos en Tamaulipas”, a Félix Salgado Macedonio “protector y socios de los Ardillos en Guerrero” y a otros muchos impresentables de la 4T. Está claro y comprobado que el principal enemigo de la presidenta y de México está en las filas de Morena y aliados; por ello debe aprovechar la coyuntura para sacudirse a esos parásitos que le enturbian su gestión.
La mandataria de mexicana sabe bien que será ella y el país los que tengan que pagar las consecuencias de la “herencia maldita” que recibió de su antecesor, en caso de que su gobierno decida continuar con el mismo discurso simulador y la misma estrategia contra los cárteles de la droga a los que, si bien se les incautan cargamentos de metanfetaminas y fentanilo y se detiene a algunos sicarios y jefes menores, pero no se les está atacando en donde más les duele, que son en sus liderazgos y en sus estructuras políticas y financieras. La mejor prueba de ello, es que la estrategia de seguridad de García Harfuch continua sin asestar golpes espectaculares a los carteles del narcotráfico, ejemplo de ello, es lo que sucede en Sinaloa, donde el gobierno ha dejado crecer ya por más de cinco meses, la guerra interna entre los grupos criminales de Los Chapitos y Los Mayitos, sacrificando a la población de Sinaloa, que vive encerrada, asustada y ahora también indignada, mientras las fuerzas del orden, son incapaces de detener esa “guerra interna” que han alterado la paz y la vida social y económica de la capital Culiacán y de Sinaloa. Lamentablemente ese es el resultado de no haber hecho absolutamente nada, para combatir a los grupos de criminales en el país, durante 6 años, de haberle cancelado la cooperación y el intercambio de información con Estados Unidos; varios años de defender la política de “abrazos, no balazos”. Hoy en día, tendremos que pagar la factura por culpa, de AMLO, y la pagaremos todos los mexicanos, con la presidenta empezando y la economía siguiendo. ES CUANTO
ADENDDUM: qué fue lo que festejó el gobierno de la 4T, el pasado 5 de febrero, la Constitución seguramente no. Porque de la de 1917 ya no queda nada y con los cambios del llamado plan C, incluso muchas de sus bases, como la división de Poderes, fueron vulnerados. Esta Constitución a la que se le ha agregado de todo y, de cualquier manera, nada tiene que ver con aquella que promulgó Carranza y los constitucionalistas.