– Habitantes denuncian permanencia del crimen organizado en comunidades rurales y temen represalias –
A pesar del despliegue de la policía de élite en Frontera Comalapa, Chiapas, el pasado 2 de enero, los habitantes de esta región continúan viviendo en un ambiente de incertidumbre. Las comunidades rurales y zonas cercanas a la carretera fronteriza siguen siendo acechadas por grupos del crimen organizado, quienes mantienen un control encubierto del territorio.
En entrevista con Milenio, un poblador reveló que algunos líderes del crimen organizado provienen de estas comunidades. “Viven ahí, pero están recluidos en sus casas, están en silencio porque ellos eran los que le hacían los mandados a los altos mandos de los grupos delictivos”, explicó.
En localidades como Paso Hondo, Joaquín Miguel Gutiérrez, San Gregorio Chamic y la zona baja de La Trinitaria, persisten las llamadas “plumas” —barreras instaladas por el crimen para restringir el paso de grupos rivales—, muchas de las cuales han sido reforzadas con grava y piedras.
Los desplazados, afectados directos de esta violencia, enfrentan serias dificultades para regresar a sus hogares. Mientras miles permanecen refugiados en Guatemala o en municipios cercanos, quienes decidieron quedarse han sido víctimas de extorsión, despojo de propiedades y sometimiento para participar en los bloqueos. “Ellos desean recuperar sus tierras y vivir tranquilos, pero no saben si en cualquier momento habrá represalias, ya sea de manera abierta o secreta”, destacó el entrevistado.
El cobro de piso también ha afectado gravemente a los comerciantes locales. Según el testimonio, algunos negocios que fueron abandonados por sus dueños al huir de la violencia ahora están operando bajo control de personas vinculadas al crimen organizado. “Uno nunca sabe si la persona con la que está platicando está al servicio de ese grupo criminal”, afirmó. (Foto: Milenio)