“No me quiero morir”

“No me quiero morir”

Fernando Hinterholzer Diestel

Las dolorosas palabras del niño tabasqueño de 12 años agredido despiadadamente “por intentar defender a su mamá de un secuestro”, retumban como un alarido horroroso que ha estremecido al país entero. “No me quiero morir”, imploraba entre ríos de lágrimas mientras era llevado al hospital con heridas graves que le producirían la muerte minutos después. Lamentablemente, el valeroso Dante Emiliano es una más de las estadísticas en México, de menores que han fallecido a manos del crimen organizado en lo que va del año 2024. Sólo en Tabasco, la numeralia suma a 96 niños y adolescentes asesinados en esta violenta espiral, y en el país son más de 5 mil niños, niñas y adolescentes asesinados en lo que va de la presente administración de la 4T. Esta vez fueron el pequeño tabasqueño y dos niños de Ciudad Juárez en Chihuahua hace unos días, pero pudieron haber sido cualquier adolescente o joven en el país, mi hijo Enrique asesinado hace 8 meses en Chilpancingo, quienes, en su último aliento, clamaban “No me quiero morir”.

México tiene hoy en día, una de las tasas de homicidio infantil más altas, no sólo en América, sino a nivel mundial, sólo está por debajo de países del medio oriente, como Gaza y Siria, naciones que viven en una guerra continua. De acuerdo a la Red por los Derechos de las Infancias en México (Redim) se registraron, entre diciembre de 2018 y diciembre de 2023, “12 mil 368 homicidios de personas de 0 a 17 años en el país, equivalente a 6.7 infantes asesinados cada día”. Debido al repliegue del Estado en la lucha contra el crimen organizado, (política de abrazos y no balazos), se dio “manga ancha” al crimen organizado para matar a la población civil a diestra y siniestra. La inacción del gobierno de la ‘4T’ lo ha puesto como el sexenio con más muertes violentas en la historia. A las fuerzas armadas los pusieron (por conveniencia y complicidad) a trabajar en “áreas empresariales que corresponden a la iniciativa privada” y a las bandas criminales les entregaron lo que puedan tomar del territorio nacional, con todo y sus reglas no escritas.

La visión de la realidad que los propagandistas del gobierno de la 4T “nos tratan de endilgar,” no corresponde al muy triste entorno que sufren la gran mayoría de los mexicanos. Solamente durante la pandemia, con la criminal política de salud dejaron un saldo de 808 mil mexicanos muertos, más los casi 190 mil homicidios dolosos de diciembre del 2018 a la fecha de hoy, estamos hablando de un millón de muertos. El futuro para el país, si ganan estos “hampones de la política” (Morena), es el de mayor violencia y muertos, y mayor pérdida de territorio ante los cárteles. Hoy, en el 75% de los municipios en México, están presentes, por lo menos alguna de los 52 carteles criminales que operan, de acuerdo con el reporte anual del Observatorio Criminal de Seguridad. El Cártel Jalisco Nueva Generación opera en 650 municipios y el Cartel de Sinaloa en 433. La gran pregunta es cómo lograr su erradicación y neutralizarlos, si triunfa la candidata del oficialismo, las cosas empeorarían y el país, se convertiría en un “estado fallido, en un narco-estado. Tendría que hacer todo lo contrario de lo que hizo López Obrador y dejarse de las simulaciones como lo hizo en la Ciudad de México, lo que no es previsible que sucederá.

Una de las grandes cuestiones en el proceso electoral del próximo domingo, el más grande que jamás hayamos tenido, es lo referente al crimen organizado. Qué van a hacer, para dónde se van a cargar, podrá el gobierno federal hacerse de la vista gorda. Son preguntas que muchos analistas se repiten. Las respuestas quizás ya las sepamos. Me refiero a este peligroso asunto, hace unas semanas me hicieron llegar, un documento que establece “escenarios probables” de la presencia del crimen organizado por distritos en la elección de 2024. “La injerencia del crimen organizado en las elecciones es un fenómeno contemporáneo de la política nacional, cuya manifestación más expresa fue a partir de 2021, aunque ya se habían vivido antecedentes y preocupación del Estado en el 2009”. “Lo más grave es que hay 107 distritos (35.6% del total) tienen una alta probabilidad de injerencia del crimen organizado. Otros 112 están en amarillo y sólo 81 en verde (baja o nula posibilidad de injerencia)”. “Los estados que se perciben muy negativos son Baja California, Guerrero, Colima, Chiapas, Guanajuato, Morelos, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora y Zacatecas”. Hay tres estados que presentan resultados negativos de intervención del crimen: Aguascalientes, Campeche y Yucatán. “Y en semáforo amarillo, están Coahuila, Nuevo León, Hidalgo, Querétaro Tabasco y Tlaxcala”.

La democracia de nuestro país, está en grave riesgo de desaparecer y convertirse nuevamente en “una oligarquía presidencial de un solo partido”. Ese es “el sueño bolivariano” que ha tenido siempre López Obrador. Al no poder reelegirse durante su mandato (lo intento un par de veces), se dedicó a hacer todo lo posible para desaparecer el andamiaje democrático, borrar la transparencia y el acceso a la información, manipular la justicia y la separación de poderes. Y si no hubiera sido por la actuación valiente de la Suprema Corte de Justicia, la sociedad civil y esas instituciones, lo hubiera conseguido. Ahora, con su plan C quiere seguir su influyendo a través de su Corcholata, protegiendo a sus esbirros en los negocios al amparo del poder y protegiendo a sus cercanos de la acción de la justicia (nacional e internacional) ante los señalamientos de corrupción y nexos con el crimen organizado. 

Si Morena llega a perder la elección presidencial nunca va a reconocer la derrota. Y en caso de ganar por una diferencia menor a 5%, el Tribunal Electoral no podría validar una elección marcada por la ilegalidad de principio a fin. Es por ello, la violencia verbal del tabasqueño y el nerviosismo en su partido: requieren de una amplia ventaja y ganar la mayoría en el Congreso y eso no va a suceder. La candidata presidencial de Morena tiene varias semanas mencionando un supuesto “fraude electoral”. Y ciertamente tienen motivos en Morena para estar preocupados, porque es latente la posibilidad de que pierdan las elecciones. 

Poco más de 30 por ciento de votantes aún no ha tomado la decisión en firme de por quién sufragar el 2 de junio. Falso que la elección sea sólo “un trámite”. Demasiados nervios en el equipo de la candidata de Morena y en el Presidente indican que el “trámite” se les está complicando. El grito de no me quiero morir atraviesa al país de norte a sur y nos estruja cada día. Es el de un niño mexicano, asesinado por la indolencia de un gobernante sin escrúpulos, corrupto y siniestro. El dolor que sufrimos las madres y los padres de aquellos desaparecidos, asesinados y olvidados por el Covid, debe ser recordado, este 2 de junio, tenemos que hacer pagar al gobierno por la indignación, el dolor y la rabia que sentimos. Ni un voto a Morena. ES CUANTO

ADDENDUM: Cuando nos preguntamos qué tienen en común, el norte de Sonora, Zacatecas y Tamaulipas, Colima, la frontera sur de Chiapas, la Tierra Caliente de Guerrero, Michoacán y el Edo. de México y ahora Tabasco, encontramos que son zonas controladas por el crimen organizado, donde existe una ausencia completa del Estado, y ni las fuerzas armadas, ni la Guardia Nacional y mucho menos las policías estatales y municipales cumplen con su deber primigenio, proteger a la población, brindarnos seguridad a la sociedad civil. Los hechos en los territorios señalados anteriormente, envían una señal grave y ominosa: el abandono y la rendición del Estado. Es una vergüenza que ni siquiera en puntos estratégicos para la seguridad nacional, como son las fronteras del norte y el sur, “el gobierno de la 4T” tenga presencia y capacidad para preservar el orden. Otra vez se pone en evidencia que las fuerzas armadas y la Guardia Nacional muy ocupadas construyendo aeropuertos, administrando aduanas y puertos y disfrutando de los negocios y el poder que les entrega el presidente, se olvidan de la principal tarea del Estado, resguardar la integridad y la paz social de los mexicanos.