– La falta de recursos, mantenimiento y altos costos energéticos afectan la gestión hídrica en el estado –
En Chiapas, el tratamiento de aguas residuales enfrenta serias deficiencias. Según el Instituto Estatal del Agua (IEA), de las más de 300 plantas de tratamiento existentes en la entidad, solo 105 están en funcionamiento, lo que representa apenas el 35% del total. Esto significa que el 65% de las plantas, unas 195 instalaciones, están fuera de operación o trabajando de manera parcial.
Entrevistado por OEM Informex, Fernando Adolfo Zepeda Soto, director del IEA, explicó que esta problemática obedece a múltiples factores, entre los que destaca el alto consumo de energía eléctrica, que genera un gasto significativo para los ayuntamientos, así como la falta de pago puntual del servicio de agua por parte de la población, lo que afecta la viabilidad financiera de los organismos operadores.
“Aunque la calidad y el suministro de agua son responsabilidades de los ayuntamientos, el IEA tiene que estar atento, ya que estas deficiencias impactan directamente a la población y al medio ambiente”, señaló Zepeda Soto.

Un ejemplo reciente de avance es la reactivación de la planta de tratamiento en Paredón, municipio de Tonalá. Esta instalación, inactiva durante años, ahora funciona al 70% de su capacidad, procesando 80 litros por segundo de los 120 posibles. La planta fue rehabilitada gracias a la colaboración entre diversas instancias gubernamentales y a las demandas de la población local, que enfrentaba problemas ambientales y económicos por la llegada de aguas negras a la comunidad.
La inadecuada gestión de las aguas residuales en Chiapas tiene consecuencias directas en la salud pública, la economía local y el medio ambiente. La contaminación de ríos y lagos afecta a comunidades que dependen de estos recursos para actividades como la pesca y la agricultura, lo que reduce la calidad de vida y las oportunidades económicas de los habitantes. (Foto: Especial, agua.org.mx)