LA TRATA DE PERSONAS EN INCREMENTO EXPONENCIAL
Fernando Hinterholzer Diestel
El 30 de julio pasado, se conmemoró el Día Mundial contra la Trata de Personas, “como una iniciativa de las Naciones Unidas que tiene por objetivo sensibilizar y hace un llamado a los gobiernos, las fuerzas del orden, los servicios públicos y la sociedad civil para evaluar y mejorar sus esfuerzos para fortalecer la prevención, identificar y apoyar a las víctimas, y poner fin a la impunidad”. El delito de la trata no es menor, si consideramos que, las cifras de la Organización Internacional del Trabajo, existen más de 40 millones de personas en todo el mundo que son víctimas de la llamada “esclavitud moderna”, esto es, de alguna de las modalidades de la trata, y los gobiernos no hacen mucho por combatirla, es un negocio millonario.
Pero definamos qué es la trata de personas, “es un fenómeno sumamente complejo, de origen multifactorial y que comprende múltiples actividades, por demás ilícitas e inhumanas, dado que inciden directamente en la dignidad de la persona”. El Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, que complementa la convención de las naciones unidas contra la delincuencia organizada transnacional la define en su artículo 3, “destacando por un lado las conductas que la configuran, como lo es la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación”.
Este delito trasnacional genera ganancias ilícitas a las mafias trasnacionales por más de ciento veinte mil millones de dólares al año, de acuerdo a la Oficina de Naciones Unidas Contra del Delito y la Droga, “lo que la convierte es la tercera actividad ilícita más lucrativa, después del tráfico de drogas y de armas, sino también por su alcance y variedad”. En efecto, es una actividad del crimen organizado, ya que, a través de “la existencia de redes de personas que desempeñan distintas jerarquías, roles y funciones, a través de las cuales obtienen beneficios materiales o económicos mediante la comisión de actividades ilícitas”. Estas redes se entretejen al interior y al exterior de los países, lo que nos permite observar la importancia de la cooperación internacional para su combate y desarticulación. También es una problemática compleja por la variedad de tipos y formas de explotación, entre las que se incluyen la prostitución u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos, cada uno de estos tipos con sus variantes y modalidades que pueden configurar un abanico muy extenso de posibilidades.
Finalmente, de acuerdo con los informes y estudios realizados por la ONU, es importante destacar que las causas que provocan estas actividades delincuenciales son múltiples y se han recrudecido por las migraciones mundiales, los conflictos y guerras locales y regionales y la emergencia climática, siendo las población migrante que no goza de un estatus legal, que viven en la pobreza, que tienen un acceso limitado a la educación, a la atención sanitaria o a un trabajo digno, que sufren discriminación, violencia o abusos, o que proceden de comunidades marginadas, los principales objetivos de los traficantes. En México, tenemos la presencia de banda de traficantes de personas en los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Jalisco y Quintana Roo principalmente. En México, las principales modalidades de Trata de Personas están vinculadas a la explotación sexual, laboral, trabajo forzoso y mendicidad forzada. En otras regiones del mundo destacan la Trata para tráfico de órganos y los reclutamientos de menores por organismos armados. En México, las principales modalidades de Trata de Personas están vinculadas a la explotación sexual, laboral, trabajo forzoso y mendicidad forzada. En otras regiones del mundo destacan la Trata para tráfico de órganos y los reclutamientos de menores por organismos armados.
La ACNUR, UNDC organismos de la ONU señalan, que nuestro país es un territorio “de origen, de tránsito y de destino de víctimas de trata con fines de explotación sexual y de trata para trabajo forzado y que los grupos que se encuentran en una mayor situación de vulnerabilidad como son los niños, las niñas, las mujeres, las personas indígenas, las personas con discapacidades, las personas en situación de migración y las personas de la comunidad LGBTTTI, ocupando el tercer lugar a escala global en ese delito, sólo después de Tailandia y Camboya, según la organización internacional A21”. Aunado a los datos expuestos, tampoco nos ayudan los problemas de corrupción, migración, inseguridad y crimen organizado que tenemos en México, que generan que los muy escasos esfuerzos implementados a nivel gubernamental se vean sumamente opacados. Como puede observarse, hay mucho todavía por hacer, pero de inicio como sociedad civil es informarnos, sensibilizarnos y hacer conciencia de este complejo problema y la manera en la que afecta a millones de personas directamente, así como a sus familias y, consecuentemente, a las sociedades en las que se encuentran, en todo caso, es un problema que nos incumbe a todos, no solamente por razones de humanidad, sino también porque cualquiera puede llegar a vivirlo directa o indirectamente.
La trata de personas es un crimen que atenta a millones de personas en todo el mundo. La población más vulnerable, como los refugiados, inmigrantes y personas desplazadas a este flagelo. La explotación sexual predomina en las mujeres y niñas, mientras que los trabajos forzados afectan a los varones. Los carteles criminales que operan este atroz delito operan con la población de desplazados, quienes enfrentan múltiples vulnerabilidades, tales como la pérdida de empleo, falta de acceso a educación y exposición a entornos violentos. Los traficantes se aprovechan de su frágil situación, reclutándolos en redes sociales, utilizando la suplantación de identidad y ofreciendo falsas oportunidades en sectores como construcción, agricultura, pesca, minería y servicios domésticos. Las personas son engañadas o coaccionadas para aceptar estos trabajos, y a menudo se les retiene su documentación para mantenerlas atrapadas y explotadas sexualmente al obligarlas a prostituirse, a menudo desde una edad temprana. “Esta brutal agresión sexual incluye también la pornografía, el turismo sexual y la trata con fines de matrimonio forzado”.
Las redes sociales tienen un papel protagónico en el avance y expansión de la trata, con el uso de plataformas en línea para reclutar víctimas. Según la ONG mexicana Guerreros por una Vida Mejor A.C. “la captación en línea aumentó 30% durante el confinamiento debido a la pandemia y difundió que Instagram y Facebook destacan como medios de captación. Aunque las redes sociales ayudan a los traficantes a reclutar víctimas, también deben ser utilizadas por investigadores para perseguir a los tratantes de personas. La trata de personas afecta profundamente a la sociedad contemporánea erosionando la dignidad humana y exige una respuesta global para prevenir, proteger y perseguir a los responsables. ES CUANTO
ADDENDUM: Este año el lema del Día Mundial contra la Trata de Personas es “no dejar a ningún niño, niña o adolescente atrás en la lucha contra la trata de personas”.