– Son obligados a trabajar como un soporte de la familia, lo que trunca, muchas veces, sus aspiraciones y libertad –
En Chiapas, miles de niños indígenas de entre ocho y 14 años son obligados a trabajar en actividades rurales y otras labores para contribuir al sustento de sus familias, señaló Felipe Gaytán Alcalá, integrante del Programa de Responsabilidad Social enfocado a las Infancias de la Universidad La Salle. Este fenómeno coloca a la entidad en el segundo lugar nacional en trabajo infantil, con un 18.3%, solo detrás de Oaxaca.
Gaytán Alcalá narró a 24 Horas que la explotación laboral infantil en comunidades indígenas responde a ciclos de pobreza donde los padres, también víctimas de trabajo forzado, inculcan esta práctica a sus hijos como única forma de supervivencia. En regiones del norte de Chiapas, el trabajo infantil se concentra en tareas agrícolas como la pizca, mientras que, al cumplir 15 años, muchos jóvenes son integrados como mano de obra barata.
Además, el académico advirtió que este contexto facilita la operación de redes de trata de menores, que no solo actúan en la región, sino también en Estados Unidos, complicando aún más la situación. Estas redes, según Gaytán, permanecen en gran medida sin denuncias, lo que perpetúa el abuso.
Organizaciones No Gubernamentales (ONG) han intentado concienciar a las comunidades, pero los desafíos son múltiples: pobreza extrema, una frontera sur desatendida y la presión de los flujos migratorios.
“Es fundamental establecer regulaciones efectivas sobre el trabajo infantil y garantizar programas sociales que permitan a los menores asistir a la escuela y acceder a una adecuada alimentación y nutrición”, instó Gaytán.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2019, además de Chiapas, los estados con mayores tasas de trabajo infantil incluyen Oaxaca (21.5%) y Puebla (18.3%). (Foto: Especial)