El nuevo Fobaproa es guinda y se llama ‘bienestar’

EL NUEVO FOBAPROA ES GUINDA Y SE LLAMA ‘BIENESTAR’

Alfonso Grajales

Nos vendieron la idea de que el Fobaproa fue el pecado original del México moderno. Que si Zedillo nos endeudó hasta el tuétano, que si los banqueros se fueron felices y nosotros nos quedamos a pagar la cuenta con intereses y sin postre. 

Y sí, fue una reverenda chingadera. Pero lo que nadie nos dijo es que años después, ya con la 4T en el trono, iban a repetir la historia, nomás que ahora con sombrero de transformación y discursos sobre el “pueblo bueno”.

Porque mientras nos siguen dorando la píldora con que el Fobaproa nos costó 7 mil millones de dólares en deudas escondidas, la 4T ya se aventó, sin rubor alguno, más de 65 mil millones de dólares en tres de sus “obras maestras”: la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el AIFA. O sea, nueve veces más que el dichoso Fobaproa, y sin rescatar a nadie, nomás para que no se diga que no se gastó.

¿Y qué obtenemos a cambio? Una refinería que no refina ni el coraje que provoca, un tren turístico que arrasa selva y presupuesto como si no hubiera un mañana, y un aeropuerto donde solo aterrizan las mentiras. Ah, pero eso sí, con nombres rimbombantes y placas doradas por todos lados.

Ahora súmale otros “gustitos”: Mexicana de Aviación (que sigue volando en los sueños de AMLO), el Gas del Bienestar (que ni huele ni truena), las Universidades del Bienestar (sin aulas, sin maestros y sin alumnos), y las pérdidas crónicas de PEMEX y la CFE. Y uno se pregunta: ¿de verdad esto es bienestar, o ya nos vieron la cara?

Y mientras eso pasa, Sheinbaum y compañía sacan a pasear al fantasma de Ernesto Zedillo como si fuera el chupacabras del siglo XXI. 

Que si la devaluación, que si Acteal, que si privatizó hasta los lápices del Conalep. Todo eso ya lo sabíamos. Pero cuando Zedillo se atreve a decir que “la democracia murió” con la reforma judicial, ¡Híjole!, se arma el show mañanero y lo tachan de nuevo vocero de la oposición.

El problema es que, aunque Zedillo tenga cola que le pisen, no está tan errado. Porque mientras nos tienen mirando al pasado, el presente se nos cae en la cara. 

Hablan de democracia, pero ponen a votar jueces en medio de señalamientos de vínculos con el narco. Acusan al pasado de autoritarismo, pero concentran el poder como si estuviéramos en 1970. Dicen que rescatan al pueblo, pero los únicos que se salvan son sus cuates.

Y uno se pregunta: ¿esto es cambio o pasado con peinado nuevo?

Porque una cosa es que la historia repita sus errores, y otra muy distinta es que lo haga con cinismo y presupuesto ilimitado. Al menos con Zedillo, sabíamos que el golpe venía con traje gris. Hoy, viene con maromas y logotipo guinda.

Y no. No es lo mismo.

Lo peor es que mientras el Fobaproa fue un escándalo, los caprichos de la 4T se presentan como actos patrióticos. “Es que el aeropuerto es del pueblo”, dicen, aunque el pueblo ni lo use. “Es que el tren traerá desarrollo”, aunque ese desarrollo venga con selva arrasada, expropiaciones a la mala y un titipuchal de pueblos divididos. “Es que la refinería es soberanía”, aunque no refine ni la mitad de lo prometido.

Y así se nos va la vida y, sobre todo, la lana. Así se nos va México, entre caprichos, pleitos con fantasmas y distractores mediáticos.

Pero la cuenta la vamos a pagar todos. Otra vez. Porque el nuevo Fobaproa ya llegó. Solo que ahora viene disfrazado de “bienestar”.

Y si no nos ponemos vivos, nos va a costar hasta el apellido. Nos leemos pronto.

ESPINACAS

Por Popeye

Prometieron futuro, justicia y honor,

y nos dejaron puro gasto y pavor.

El Fobaproa les quedó chiquito,

la 4T rompió el cochinito… ¡y el país enterito!

¡Seco el elotazo…!