El legado del gobierno obradorista

Fernando Hinteholzer Diestel

Este lunes 30 de septiembre, termina el sexenio autocrático-populista de Andrés Manuel López Obrador, pero nos hereda un terrible legado: las reformas constitucionales para acabar con la democracia y transitar formalmente hacia el régimen autoritario. Dicha reforma constitucional somete al Poder Judicial al Ejecutivo, y desaparecen la división de Poderes, regresando a la era del “PRIATO”, cuando el presidente de la República en turno ejercía “poder metaconstitucional”. El Peje termina su mandato como el peor presidente de los últimos 50 años de la nación. Falló por omisión y complicidad en la principal demanda de los mexicanos, la de terminar la crisis de inseguridad y violencia que laceraba al país desde el 2008, engaño a millones de ciudadanos con la promesa de regresar al Ejército a sus cuarteles y la de encontrar a los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, así como la de erradicar la corrupción.

ermina la administración de López Obrador con más pena que gloria, aunque para un buen número de mexicanos fue desastrosa, en virtud de que padecieron en carne propia los efectos de la inseguridad pública, crisis económica, inflación, desempleo, pandemia, desabasto de medicamentos y vacunas; además de diversos sectores de la población que, a su dolor, se le sumó la indolencia y la burla de las autoridades, como las madres de desaparecidos, los desplazados y muchos más que fueron víctimas de las ocurrencias y malas decisiones del tabasqueño.

Destruir al Poder Judicial Federal y la autonomía de la Suprema Corte fue un craso error que modifica y destruye la democracia de nuestro país. Un gobierno sin contrapesos es inoperante para la sociedad, la economía y las relaciones económicas con el exterior. Se ha militarizado al país contraviniendo la tradición liberal plasmada en la Constitución de 1857. Y Ahora, sigue la desaparición de los organismos autónomos. El gobierno de la presidenta electa, pronto se dará cuenta, que “el cambio de régimen” complicarà muchísimo, las tareas de gobierno. Con casi 200 mil personas muertos y más de 50 mil desaparecidas, la fallida política de seguridad de la 4T prefirió “proteger” a los criminales que detener la violencia. Finalizando el gobierno de la 4T, tenemos más de 65 millones de personas sin seguridad social. Más de 50 millones de personas sin acceso a servicios de salud. Acabaron con el Seguro Popular y al IMSS e ISSSTE, los dejaron sin medicamentos e insumos básicos. Hoy en día, tenemos más de 46 millones de personas en situación de pobreza, quienes ni con los programas sociales ni con los aumentos al salario mínimo, pudieron salir de esa condición, hubo un aumento de personas en situación de pobreza extrema de casi 10%. Son más de 24 millones de personas sin acceso a los servicios básicos en su vivienda. El gobierno saliente no brindó servicios como luz, agua, drenaje, un suelo o un techo digno para las familias (vean lo que pasa en Guerrero y Acapulco). Incluso, debido a la negligencia de la administración morenista, en algunos estados, los mexicanos perdieron su vida, su integridad y su patrimonio, en inundaciones y huracanes.

Otro de los fatídicos legados obradoristas, fue la aprobación por parte del Congreso federal del cambio de la Guardia Nacional a la Secretaria de la Defensa Nacional, lo cual constituye es el resumen de la incompetencia en el combate a la inseguridad pública. Las Fuerzas Armadas estuvieron los 6 años de gobierno, atadas de manos para combatir a los criminales en igualdad de condiciones, todo ello debido a la “instrucción presidencial de abrazos, no balazos”, lo cual les impidió combatirlos e incluso repeler las agresiones. En el tema económico, durante este gobierno, se endeudó al país como nunca, en niveles que comprometen seriamente el futuro. Aumentaron la deuda en 7.2 billones de pesos, la contrataron con intereses muy altos, lo que representará que buena parte del presupuesto 2025, se canalice al pago de ellos, por lo que as finanzas públicas van a estar muy comprometidas con márgenes de liquidez muy restringidos, “ya que los ingresos del gobierno se estancaron contra el aumento progresivo de los programas de política social de AMLO, las pensiones, el pago de la deuda y sus intereses, amén del rescate de Pemex y CFE. El PIB fue el más bajo en los últimos 36 años, con apenas un 0.9 por ciento”. El derroche de recursos públicos para la construcción de las tres obras faraónicas de AMLO ha sido devastador para las finanzas nacionales, elefantes blacos que no operan, no sirven ni darán los resultados para lo que fueron construidas, fue puro capricho presidencial. En la refinería de Dos Bocas llevan erogados 24 mil millones de dólares en su construcción y después de dos inauguraciones, todavía no opera. Lo mismo pasa “con la central avionera” del AIFA que, por lo menos, para los próximos 20 años trabajará con pérdidas y se mantendrá subsidiado con recursos públicos. Lo mismo sucede con el Tren Maya, Mexicana de Aviación, y tantas estúpidas ocurrencias que fueron un total fracaso.

Durante el gobierno de AMLO, se instituyo la mentira, la farsa y la manipulación de datos, como ejes principales de las políticas públicas. Se pasaron los 6 años para culpar a otros de la propia estulticia e incapacidad para resolver los muy graves problemas que aquejan a todos los mexicanos, en particular a los que menos tienen. Se va López y el prestigio que tenía México en el ámbito internacional por su defensa a “la no intervención y el respeto irrestricto a la autodeterminación de los pueblos” fue tirado al basurero de la historia, por el tabasqueño al pelearse con varios jefes de Estado y diversos gobiernos. La política exterior del país, obedeció a los caprichos de un solo autócrata. Y de la corrupción en el gobierno, mucho de qué hablar, sobre todo de la familia presidencial, en esta administración, 8 de cada 10 contratos fueron por adjudicación directa, muchos de ellos, a sobreprecios y con empresas muchas de ellas “fantasmas y asociadas al tabasqueño, pero claro también hubieron servidores públicos con riquezas inexplicables. Los gobiernos populistas para cubrir sus deficiencias buscan un enemigo, en el caso de Andrés Manuel éstos fueron los neoliberales, España o los empresarios. La heredera ¿lo replicará? Esperemos que no, y por el bien de México, haga un buen trabajo.

Y no hay que olvidarse de Guerrero, ya que la tragedia que hoy vuelve a vivir Acapulco, con muchos muertos, inundaciones, deslaves y caos que padece el puerto, nos obliga a preguntarnos, qué hicieron las autoridades de los tres órdenes de gobierno, en la supuesta “reconstrucción de Acapulco” después del paso del Huracán Otis, que devastó por completo a la ciudad en octubre del año pasado. Ya que si hoy damos cuenta, de los lugares del antiguo y paradisiaco puerto del pacifico, tanto en la costera y sus zonas hoteleras y comerciales, en la zona diamante, como en las colonias populares, muestran evidencias de que no se arregló ni se reparó, tanto la red de drenaje ni los asentamientos humanos que estaban en zonas de riesgo y que fueron parte de la tragedia provocada por Otis. Seguimos observando con tristeza y coraje, las inundaciones que rebasan los dos metros de altura, en colonias donde sus habitantes tienen que moverse en lanchas improvisadas, encharcamientos en la zona turística y derrumbes de viviendas asentadas en cerros y terrenos irregulares, son la prueba fehaciente de que la “reconstrucción” de Acapulco fue otra mentira más de la 4T, y que nada hicieron ni el gobierno federal ni el gobierno estatal, para evitar que no volviera a repetirse una tragedia como la ocurrida en octubre de 2023. La realidad es que, si hubieran hecho su trabajo correctamente durante la devastación de Otis para reconstruir y mejorar urbana la infraestructura y disminuir los riesgos en las colonias populares, hoy en dìa, no estaríamos viendo un escenario como el que hoy viven de nuevo los acapulqueños. Y la paradoja es que los votantes del puerto guerrerense apoyaron masivamente al partido gobernante en las pasadas elecciones de junio.

ADDENDUM: en Chiapas, donde el gobernador electo, Eduardo Ramírez Aguilar, analiza seriamente, como enfrentar “el desmadre” que le entregará el imberbe y corrupto gobernador, Rutilio Escandón, en cuya gestión la seguridad de los chiapanecos se fue a la basura y el estado se infestó de la violencia del narcotráfico.