ESTRUCTURAL
Fidel Yamasaki Maza
EL EXCÉNTRICO CHIAPAS
A la memoria de Ángel Robles Ramírez
El desarrollo económico de Chiapas es interés común de gobierno y sociedad. ¿Qué tanto hemos avanzado? ¿La ruta es la adecuada? ¿Ha sido exitosa?…
Estas interrogantes eran parte de la amena conversación con Ángel Robles Ramírez, chiapaneco de aguda inteligencia e ilustrada formación. Inspirado por ello, retomo el tema de la geopolítica y el desarrollo regional de Chiapas.
Las pautas demográficas de la nación mexicana, la configuración de sus ciudades y poblamientos con su estructuración política, se explican por el ejercicio histórico del poder político.
El México independiente poscolonial, en su transición del feudalismo al capitalismo, se expresó en un esquema de vida de ranchos y haciendas, transformadas en muchos casos en ciudades y pueblos. Era entendible que solo podía subsistir, manteniendo la cohesión política y territorial bajo una égida centralista. Su fuerza concentró población y actividad económica en la Ciudad de México y su región central y occidental.
El norte de México, siempre bajo la acechanza del vecino que pretendía sumar más territorio del obtenido en guerras y tratados de mediados del siglo XIX, logró su poblamiento urbano bajo los efectos vecinales del intercambio económico y organización empresarial (minería y comercios) e incluso el trazo de sus ciudades a semejanza de las norteamericanas.
Un dique a la expansión vecinal procurado por el General Lázaro Cárdenas fue promover las ciudades fronterizas de México y su acelerado poblamiento: Hacer Patria es acrecentar y multiplicar las familias, era el discurso Cardenista en las ciudades fronterizas de esa época.
El sur mexicano, bifurcado por efecto de la península de Yucatán y alejado de los beneficios del Centro, segmentó su desarrollo económico, merced a la geografía que los separaba del sureste (Oaxaca y Chiapas). Los peninsulares, mejor integrados por el tipo de suelo, impulsaron su economía hacia adentro (fábricas y servicios) buscando su autosuficiencia y promoción del intercambio económico con los países isleños de la tercera frontera de México, la del Caribe (mar de las Antillas).
Un sureste segmentado, se mostró muy distante del centro donde se concentró población y desarrollo económico con el mayor mercado interno del país. Por su parte, Oaxaca se articuló con Puebla y el sur de Veracruz alcanzando significativos avances agroindustriales y de apoyo al eslabonamiento de la industria petrolera.
A Chiapas, su excentricidad, la condenó al rezago. Lejos del centro y del mayor mercado interno nacional, desarticulada territorialmente de la península de Yucatán y del Golfo de México, no contó con una favorable integración territorial y marítima que favoreciera el intercambio de bienes y por ello, su industrialización (hacia adentro y hacia afuera) nunca fue posible.
Estas eran las ideas y charlas con Ángel Robles Ramírez. Sostenía que, al estar encajonados en la parte más excéntrica de México, a Chiapas no le quedaba más opción que integrar sus cordilleras norte-sur, acercar el Océano Pacífico chiapaneco con el Golfo de México y para ello, la prioridad de obra pública sería la construcción de carreteras y trenes en ese sentido, poder comunicar y transitar de la costa a las desembocaduras norteñas de nuestros ríos Grijalva y Usumacinta. Hoy se está cumpliendo esa visión con el “Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec”; extenderlo a Chiapas, formando la “L” Tapachula-Coatzacoalcos es la apuesta estratégica. La visión de Ángel Robles Ramírez cobra sentido y se concreta. Enhorabuena.