El crimen organizado y la elección 

EL CRIMEN ORGANIZADO Y LA ELECCIÓN 

Fernando Hinterholzer Diestel

Indudablemente, nuestro país se encamina rumbo a una elección de Estado en la que las organizaciones criminales intervienen a favor del gobierno de la 4T: asesinando, amenazando, coaccionando. Evidentemente, el binomio carteles-oficialismo están asociadas para ayudar a los más pobres, el interés es el conservar el poder a cualquier costo. López Obrador está muy nervioso y alterado ya que sabe que, a pesar de las mañaneras y del tiempo empleados por él y sus lacayos para engañar a los mexicanos, el final de su administración es un trágico catálogo de fracasos. El miedo de perder el gobierno les aterroriza, dada la cantidad de corruptelas, abusos, violaciones a la ley cometidas en su sexenio, lo cual representan una magnifica evidencia para ejercer jurídicamente contra los esbirros, socios e hijos del tabasqueño. Ése será su verdadera herencia. Se destacan entre otras, el grave descuidado en el manejo de la pandemia fue criminal, el trato criminal a los migrantes, los miles de desapariciones, las múltiples violaciones a derechos humanos por el Ejército y la GN, y por supuesto el más grave su relación con las organizaciones criminales que hoy en día están en la mira de la DEA.

Las advertencias de la intervención del crimen organizado en los comicios sobran. La gran pregunta es cómo participarán el 2 de junio, día de la elección y, de ser así, cómo lo harán. El enfoque de dicha problemática puede ser inoportuno, pero la facilidad con que autoridades de la 4T, las del INE, los dirigentes partidistas y candidatos, así como los jefes policiacos y militares han intentado públicamente desmentir tal amenaza nos obliga a replantearlo. La verdad no es sorprendente la intención de los carteles de meterse en la política para imponer candidatos y “hacer grandes negocios”. En la práctica, los políticos y autoridades “vendieron la plaza y borraron la línea ante los criminales”, de tal manera, que han decidido cohabitar con los malosos, normalizando su peso y presencia. Es más sencillo, compartir el poder con los grupos criminales por la vía de la impunidad, y la complicidad de sus adversarios. 

Durante los últimos 10 años, el gobierno en turno comenzó a socavar los pilares institucionales y jurídicos del Estado mexicano en favor del crimen organizado. Terminaron con el monopolio del uso de la fuerza, el cobro de impuestos y el control de más del 60% del territorio, ahora, lo comparten con el grupo criminal dominante según la región de que se trate, subyugando, y limitando a la población en muchos de sus derechos. La dirigencia morenista trata de obtener alguna ventaja y ganancia, usando los del crimen como punta de lanza para atacar, amenazar y descalificar al enemigo que bien puede ser de su mismo grupo. Esta realidad ya no asombra a los ciudadanos, es la irresponsabilidad y el “valemadrismo por cumplir la ley”, por lo que los políticos de la 4T reaccionan ante el crimen o lo observan intervenir en el proceso electoral. Mientras todo ello ocurre en un marco de violencia generalizada e impunidad total y los jerarcas de la 4T, “aducen que todo va rete bien”, sobresale la evidencia que nuestra democracia, no solamente es frágil e incipiente, sino disfuncional. Por lo que nos volvemos a preguntar, “cómo van a actuar los malosos” el día de 2 de junio. Por o contra quién va a votar o no van a permitir el voto, tal y como ocurrió en Sinaloa en los comicios intermedios del año 2021.  

Estamos ya a 24 días de ir a las urnas y, aun cuando, seguramente el gobierno federal y el INE, anunciarán un gran operativo y despliegue de policías, Guardias Nacionales, Ejército y Marinos para el día de los comicios, seguramente será la típica e inútil operación de lucimiento de la que tanto gusta echar mano a al gobierno de la 4T, y no está claro qué pueda ocurrir, ya que de no detener a los criminales que obstaculicen el proceso de votación en las casillas, de nada servirá tal operativo. Seguramente dirán que trabajan en un plan de protección contra el crimen a fin de garantizar el día de la elección, a candidatos, representantes de partidos, funcionarios electorales de casillas y, desde luego, a la ciudadanía que acuda a votar. Sin embargo, un plan de esa magnitud requiere estrategia e inteligencia, cuestiones ausentes en este sexenio de “ocurrencias y destrucción”. Antes de la fecha de la elección, se deberán haber llevado acciones concretas y consecuentes a fin de proteger la integridad de todos los actores electorales. Si se deja pasar más tiempo y se pierde el sentido de la oportunidad. Si no se advierte “el peligro” por parte del gobierno federal, la determinación de impedir la intervención del crimen en el proceso electoral, habrá fracasado y tendremos muy graves consecuencias para el país.

Toda la sociedad ha visto aterrorizada, como la actividad criminal ha rebasado la capacidad gubernamental para contenerla, en su momento, se tuvieron las condiciones para prevenir y actuar en aquellos hechos criminales de carácter electoral, con el fin de asegurar que no se tolerarían más. Desde diferir y suspender las campañas hasta capturar a quienes asesinaron candidatos y presentarlos a la autoridad competente, esto generaría un mensaje de gran fuerza para blindar las elecciones y asegurar la jornada electoral. Pero no, “el gobierno siguió fingiendo demencia”, no hay que olvidar el acuerdo tácito (AMLO-CO) y siguieron “haciéndose que la virgen les habla”, se dedicaron a crear mecanismos inútiles, como el asignar escoltas y formular declaraciones banales y estultas. Morena tiene un voto duro de 15 millones que votarán por ellos, muchas porque temen perder los apoyos que reciben, aunque éstos ya sean constitucionales; otros, porque les enoja votar por el PRI, PAN o PRD; otros más porque sienten que es la opción menos mala, o porque piensan que López Obrador será realmente quien siga gobernando y les cae rebién. Sin embargo, todo ello no le da una ventaja a la candidata oficialista.

A pesar de las encuestas y “los ríos de tinta de la comentocracia” me sigo preguntando, qué pasaría, si todas las víctimas de este gobierno que son millones, emitieran un voto de castigo, estoy casi seguro, la elección tendría un giro distinto, todo ello a pesar del crimen organizado. El voto de castigo provendrá de aquellos que creyeron que el país se pacificaría o que sufrieron la perdida a un familiar o amigo a causa de la inseguridad que se vive en el país o por un pésimo manejo de la pandemia que generó según los expertos, 300 mil muertes que se pudieron haber evitado si se hubiera gestionado bien esta crisis sanitaria. También todas aquellas mujeres que han sido violentadas, que las cifras del feminicidio están imparables y que cuando protestaron fueron tachadas de fifís conservadoras. Los familiares de las personas desaparecidas, no deberían sufragar por ningún candidato de Morena que lo único que han recibido es indiferencia y ataques, de quienes murieron en la tragedia de la Línea 12, de los estudiantes de Ayotzinapa que siguen sin recibir la justicia prometida. 

ES CUANTO

ADDENDUM: lamentablemente, México no es un país mejor luego del gobierno de López Obrador, si pensamos que hay mayor violencia que en el pasado, mayor número de personas sin servicios de salud, más niños fuera de la escuela, mayor corrupción ejemplificada con los hermanos y los hijos del presidente, una democracia erosionada, un Poder Judicial bajo acoso, un clientelismo electoral desbordado, el crimen organizado controlando vastas zonas del país, con una severa crisis hídrica por falta de inversiones. Con crisis eléctrica también por falta de planeación de la CFE. No podemos decir que hayamos avanzado en estos seis años de gobierno populista. Nuestra única opción, es el votar masivamente para echar a estos ineptos del poder.