El alcohol en la violencia contra la mujer

EL ALCOHOL EN LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

Carlos Hiram Culebro Sosa

La OMS afirma que la violencia contra la mujer es “todo acto de violencia de género que resulte o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad; tanto si se producen en la vida pública como en la privada” 

Entendiendo que la violencia es una conducta aprendida, cabe precisar que entre los determinantes de esa acción contra la mujer se identifican el ser testigo de violencia en los padres, ser víctima de violencia en el hogar cuando niños, desigualdad de género, tolerancia frente a la violencia en la comunidad, medios de comunicación, la escuela y consumo de alcohol. El análisis de este texto se limita a revisar el último de esos factores.

El alcohol es un factor de riesgo asociado a la violencia contra la mujer, en especial por las agresiones que ocurren en el hogar infringidas por la pareja. La violencia domestica muchas veces ocurre cuando las parejas beben alcohol por varios días.

Las bebidas embriagantes reducen e incluso eliminan cualquier control sobre los impulsos y de ahí la agresión hacia las damas, sin embargo, ese arrebato ocasionalmente se descarga en contra del propio alcohólico.

Los ataques hacia el sexo femenino también se dan en aquellas reuniones de jóvenes que a veces terminan hasta que se agota la última copa de licor.  Aunque los hombres consumen mayor cantidad de alcohol que las mujeres, en el país esta diferencia tiende a disminuirse en las chicas adolescentes; por lo tanto, en convivios de muchachos pueden darse casos de violencia sexual aprovechando que la adolescente no está consciente de sus actos precisamente por lo que ha tomado, o no tiene la fortaleza para resistirse.

Algunas de esas acciones pueden terminar –entre otros daños- en un feminicidio o discapacidades en la víctima. Es preocupante que el consumo de bebidas embriagantes no sólo está vinculado a actos de violencia, sino que los intensifica. 

En una investigación llevada a cabo en 73 estudiantes de Enfermería de Celaya, Guanajuato y CDMX, seleccionadas aleatoriamente, se encontró que el 57.5% de la entrevistadas y 67.1% de sus parejas consumen alcohol en reuniones sociales. Un dato relevante es que el 41.1% de las participantes no conocen sus derechos en relación a la violencia doméstica.

De Salud Justa Mx, han declarado que, de acuerdo a una encuesta de cobertura nacional realizada en meses pasados, al 97% de la población mexicana le preocupa la violencia contra las mujeres.

Para disminuir el consumo de alcohol la OMS recomienda –entre otras acciones que requieren de la intervención gubernamental- reducir la disponibilidad de esas bebidas, incrementar el impuesto al alcohol y limitar su publicidad.

Para aminorar su consumo en grupos específicos se debe considerar al alcohol como factor en riesgo en los protocolos para atender la violencia escolar, desarrollar programas preventivos, rubro en el que los grupos de Alcohólicos Anónimos realizan una extraordinaria labor; así como promover políticas, leyes y regulaciones para controlar el consumo de alcohol y su disponibilidad.

A nivel individual la esposa, pareja o novia deben considerar: yo no lo causé, no puedo controlarlo, no puedo curarlo; pero puedo cuidarme a mí misma al comunicar mis sentimientos y tomar decisiones saludables para que él se atienda.  

Anualmente fallecen en el país 39 mil personas por alcoholismo.