Ealy y los que prefieren a Cuau que a la dignidad

Por Alfonso Grajales Cano

Ya sabemos que en la política mexicana, la congruencia dura lo que un chicle en la banqueta, pero lo de Morena esta semana que termina sí se pasó de gacho.

La diputada María Teresa Ealy cometió el “pecado” de tener dignidad y votar a favor de quitarle el fuero a Cuauhtémoc Blanco, acusado nada más y nada menos que de intento de violación. ¿Y qué hicieron sus compañeros de bancada?

Se la comieron viva. Así, sin servilleta, sin salsa, y sin una pizca de respeto.

A ver, no estamos hablando de una diferencia menor. Ealy solo pidió algo básico: que un político acusado enfrente la justicia como cualquier mortal. Y eso, en Morena, fue imperdonable. Porque aquí la lealtad al compadre pesa más que la justicia.

Después de votar con huevos —porque eso se necesita cuando vas contra la corriente—, la sacaron de los chats del partido, la acusaron de extorsionar, la tildaron de traidora y le lanzaron a los perros (léase: diputados machitos que no toleran una mujer les aguante la mirada).

Y todo por no alinearse con la cargada que decidió blindar al exgobernador de Morelos como si fuera un tesoro nacional y no un personaje con denuncias graves.

Diputadas como Damaris Silva y Sandra Anaya se unieron al show, demostrando que el feminismo de cartón se derrite cuando el partido manda callar. Y el diputado Enrique Vázquez Navarro salió con un videíto que, más que defensa política, parecía berrinche de secundaria mal actuado.

Pero Ealy no se rajó. Dijo que los va a denunciar por violencia política, y no solo eso: les recordó que el fuero no es capa de invisibilidad para violadores potenciales, y que no se va a dejar doblar por quienes confunden disciplina partidista con servilismo.

Y aquí es donde hay que detenernos tantito. ¿No que la 4T era la esperanza feminista? ¿No que primero las víctimas? ¿No que se acabó el pacto patriarcal?

¡Ajá! Pero si el acusado es Cuau, el mismo que les puede jalar votos, entonces mejor lo arropan.

Y cuando alguien dentro del mismo partido dice “esto está mal”, le sueltan la jauría en lugar de escucharla.

Porque en la 4T, el que piensa por sí mismo es sospechoso… y si es mujer, peor.

A la diputada Ealy no solo hay que reconocerle su voto. Hay que reconocerle los ovarios para no dejarse intimidar, para alzar la voz, para decir “yo sí estoy del lado de las víctimas” cuando los demás se acomodaron en su curul con tal de no incomodar al patrón (o a la patrona).

Mientras tanto, ojalá que en Morena dejen de proteger a Cuauhtémoc como si fuera patrimonio cultural… y empiecen a proteger a las mujeres como si les importara. Nos leemos pronto.