– El mercado y los negocios cerraron. Un puñado de habitantes se oculta en sus casas, saliendo solo para buscar comida –
En Tila, 5 días después de que la mayoría de los pobladores huyeran, la cabecera municipal permanece desolada. El mercado y las casas están cerrados. Un puñado de habitantes se oculta tras las puertas de sus casas, saliendo solo para buscar alimentos.
En el barrio de Chitijá, dos mujeres relatan que, a pesar de la violencia, decidieron quedarse en sus hogares, mientras sus hijas y esposos optaron por huir a Yajalón. Días antes de que comenzaran las hostilidades, los ejidatarios, conocidos como Los Autónomos, pidieron a sus adversarios –los propietarios de viviendas en las 130 hectáreas que reclaman– que abandonaran voluntariamente el lugar. Ante la negativa, el 3 de junio, los encapuchados quemaron, comercios y mataron a cinco personas.
Algunos habitantes soportaron la violencia encerrados en sus hogares. El 5 de junio, cuando un helicóptero sobrevoló la zona, dos niños con banderas blancas subieron al techo de sus casas para pedir ser rescatados. Los agresores dispararon a la aeronave, obligándola a retirarse inmediatamente.
Las mujeres explican que desde ese día muchos abandonaron el pueblo con lo que tenían puesto, temiendo que la Marina tomara el control del lugar: “La gente le teme más a la Marina que al Ejército”, dicen.
Dos días después, la Guardia Nacional, el Ejército y la Policía Estatal llegaron a la cabecera municipal, habitada por unas 7 mil personas. Fue entonces cuando la mayoría huyó hacia Yajalón y sus alrededores. Para ese momento, ya había cinco personas muertas. “Los soldados solo llegaron a recoger los cuerpos”, destaca un lugareño.
El miércoles, tropas militares establecieron un centro de ayuda en una escuela para realizar labores de “servicio social” a la población que quiera regresar o que se haya quedado. Más tarde, se sumó Protección Civil. Sin embargo, la cabecera municipal sigue desolada.
En Yajalón, los desplazados afirman que les informaron que llegarán a Tila brigadas de servidores de la nación para inscribirlos en programas sociales. Sin embargo, consideran que esto es un engaño para obligarlos a regresar. (Fuente: El Universal. Fotos: Fredy Martín Pérez)
