Con violencia no se le ganará a Trump

Por Raúl Eduardo Bonifaz

Para muchas voces en México, los disturbios realizados por migrantes en Estados Unidos van a obligar al gobierno de aquel país a cambiar su política migratoria por una que muestre mayor apertura a quienes persigan un nuevo destino.

Según esta visión optimista, Donald Trump y el Congreso se verán obligados a abrir las fronteras y, por supuesto, los mexicanos saldremos ganando. Así, las movilizaciones de migrantes son una respuesta justiciera, vigorosa y visible, de los latinos recién llegados a Estados Unidos y ha permitido mostrar el músculo social al imperio norteamericano.

Desafortunadamente no es así, sobre todo, porque los disturbios —que están lejos de ser una movilización razonada— son, hasta ahora, respuestas desorganizadas a las redadas que se han multiplicado en el país vecino en la más reciente semana de junio.

El gobierno de Trump ha decidido que no hay ciudades santuarios que deban respetarse y ha emprendido redadas hasta en los cruces de las calles, en donde migrantes, aún con residencia o a punto de alcanzarla, se han visto detenidos por la guardia nacional.

Estas medidas por parte del gobierno de Estados Unidos han generado movilizaciones desesperadas por parte de migrantes de toda Latinoamérica y de otras regiones del planeta. Sin embargo, la mayor parte de los perjudicados son mexicanos.

Por supuesto, ha habido una reacción cívica muy apreciable por parte de ciudadanos estadounidenses que se han solidarizado con los inmigrantes. Varios ciudadanos de aquel país participaron en manifestaciones en contra de la política criminal de Donald Trump, del Congreso y de varios gobiernos estatales. Sin embargo, su número no es masivo ni mucho menos.

Los migrantes en Estados Unidos, que mayoritariamente son mexicanos, no pueden esperar un escenario diferente en la opinión norteamericana. Nuestros connacionales se enfrentan a un clima cada vez más adverso y los números, para quienes confían en las estadísticas, así lo indican con claridad.

Hace 8 años, el 76 por ciento de los norteamericanos tenía una buena opinión sobre los mexicanos y un 20 por ciento los rechazaba. Ahora los porcentajes se han invertido: 70 por ciento nos rechaza y 19 por ciento tiene una idea favorable hacia nosotros.

Según otras estimaciones, el 35 por ciento de estadounidenses, sobre todo republicanos, considera que los mexicanos son delincuentes o se convertirán muy pronto en eso.

Por esa razón, debemos irnos con mucho cuidado. Necesitamos trazar estrategias para un escenario adverso. No es con violencia como se hará entender a un gobierno más violento aún, como el de Donald Trump, que las y los migrantes son parte fundamental de la sociedad. Hay que entender que el gobierno norteamericano dista mucho de la visión humanista y garante de derechos que tiene el Gobierno de México y cualquier acción que ellos consideren intransigente, la castigarán.

Es el tiempo para reflexionar conjuntamente, con toda la pluralidad posible, para construir algunas respuestas, reales y que se vean, a las nuevas circunstancias, y para sumarse al llamado de la presidenta Claudia Sheinbaum al diálogo y a reforma migratoria integral, que reconozca a nuestros hermanos migrantes y su importancia para la economía de los Estados Unidos y de México. XXXTwitter: @Bonifaz49
15/06/2025