– Muchos viven en campamentos improvisados en plazas y camellones, enfrentando el rechazo de la población y la persecución por parte de las autoridades migratorias –
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y su presidenta, María del Rosario Piedra Ibarra, fueron señaladas por omisión frente a las constantes violaciones de derechos humanos cometidas por el Instituto Nacional de Migración (INM) en contra de personas migrantes que ingresan a México por Chiapas.
Jorman José Calzada, un migrante venezolano, relató su travesía desde que cruzó la frontera entre Guatemala y México a través del río Suchiate. Tras ser trasladado por las autoridades a Tuxtla Gutiérrez, vivió lo que describió como un engaño. “Nos prometieron que seríamos documentados para seguir nuestro camino hacia el norte, pero al llegar a Tuxtla, nos dijeron que no habría permisos y nos dejaron deambular por las calles de la capital chiapaneca”.
La situación en Tuxtla Gutiérrez refleja una profunda crisis. Según estimaciones de Calzada, cerca de 20 mil migrantes están varados en Chiapas, con aproximadamente 6 mil en la capital del estado. La falta de alojamientos baratos, empleos y recursos agrava el panorama. Muchos migrantes se ven forzados a vivir en campamentos improvisados en plazas y camellones, enfrentando el rechazo de algunos sectores de la población local y la persecución por parte de autoridades del INM.
Además de las dificultades para encontrar alojamiento y sustento, los migrantes denuncian amenazas de deportación, despojo de pertenencias y acusaciones arbitrarias. Estas prácticas, según Calzada, se realizan con conocimiento de la CNDH y el Grupo Beta de Atención a Migrantes, sin que se brinde una solución efectiva.
El flujo migratorio sigue siendo abrumador: cada día, alrededor de 800 personas cruzan la selva del Darién entre Panamá y Colombia, y cerca de 5 mil ingresan a México por Suchiate. Esta constante llegada de personas ha llevado a un colapso en Tuxtla Gutiérrez, con una población migrante que supera la capacidad de la ciudad para ofrecer servicios básicos, empleos o espacios de vivienda.
Mientras tanto, los migrantes como Jorman José Calzada, acompañados de familiares y amigos, continúan esperando soluciones humanitarias y el respeto a sus derechos, en medio de un panorama cada vez más incierto y hostil. (Con información de Amexi. Foto: Leonel Durante)