Creen que México es su rancho

CREEN QUE MÉXICO ES SU RANCHO

Alfonso Grajales

¡Qué barbaridad! El hermano del expresidente AMLO, José Ramiro López Obrador, secretario de Gobierno en Tabasco, se aventó una joyita de declaración: que los medios “andan como buitres” por reportar los asesinatos en la entidad. 

Diez muertos en 24 horas y el señor se ofende porque se lo preguntan. ¿Pues qué quería, una porra?

No es nuevo que los López Obrador odien a la prensa. Lo traen en la sangre. No les gusta que les pregunten, menos que los critiquen, y mucho menos que les saquen sus trapitos al sol. 

Para ellos, el periodismo solo sirve si les aplaude. Si cuestiona, ya es conservador, corrupto o parte de la mafia del poder. ¡Váyanse al carajo!

José Ramiro no solo se negó a dar una postura oficial sobre la violencia en Tabasco, sino que terminó regañando a los reporteros, como si fueran sus hijos. “¡Ya bájenle, andan como buitres!” dijo, furioso. 

Pues qué lástima, pero si en su estado están matando gente a diario, lo menos que puede hacer un funcionario es dar la cara y explicar por qué diablos no han hecho nada. Pero no, se puso al brinco. Y ya sabemos cómo reaccionan cuando se sienten acorralados: atacan.

Y luego se le fue encima a XEVT, el medio que lo cuestionó. Les dijo que “ya son igualitos a los Cantón”, en referencia a una vieja familia de medios. 

¡Órale! O sea, no solo no responde, también quiere decirnos cómo y qué debemos informar. Les arde que los exhiban, pero no les arde que maten a su gente. Pinche lógica retorcida.

Lo más triste es que siguen creyendo que México es su rancho. Que con el puro apellido pueden hacer y deshacer. Que la cuarta transformación es herencia y no ruina. 

Porque no olvidemos: AMLO dejó el país con nueve billones de deuda, obras inútiles que nadie usa, relaciones diplomáticas hechas pedazos y una bola de discursos que ya pelaron gallo.

¿Y quién les pone un alto? Nadie. Ahí sigue la familia sembrada en el poder. Beatriz Gutiérrez Müller ya hasta está buscando nacionalidad española. ¿Será que ya vio venir la tormenta y quiere esfumarse antes de que truene?

Y ni hablar de los hijos del expresidente. Quieren brincar a la política como si fueran estrellas de reality show. Pero desde que arrancaron, ya traen su nube de escándalos: contratos millonarios, compadrazgos, enriquecimiento sospechoso, empresas fantasma. Todo eso documentado por medios a los que ahora les dicen “buitres”.

¿Y qué pasó con los videos de Pío y Martín recibiendo sobres de lana? ¿Ya se nos olvidó? ¿Dónde están las investigaciones? ¿Las sanciones? ¿O será que si te apellidas López Obrador puedes hacer lo que te venga en gana?

Esto apenas es la puntita de la madeja. El desastre está a la vista, pero pocos quieren hablar de él. Los que lo hacen, como los reporteros tabasqueños, se llevan regaños. 

Lo grave no es que José Ramiro se enoje. Lo grave es que no tenga nada que decir, porque no tiene con qué defenderse. Y como no puede, se desquita.

Ojalá que algún día tengamos un gobierno con huevos, no con apellidos. Uno que entienda que gobernar no es pasearse entre porras, sino meterse hasta la cocina y limpiar el cochinero. 

Pero mientras sigan los mismos en el poder —con los mismos vicios y los mismos discursos chafas—, México seguirá siendo el rancho de una sola familia.

Y eso, compitas, nos debería encabronar a todos.

Nos leemos pronto.

ESPINACAS

Por Popeye

La gente colgada,

la calle en ruina.

Y el hermano enojado…

¡porque hay prensa encima!

¡Seco el elotazo…!