‘Likes’ que pueden costar vidas

‘LIKES’ QUE PUEDEN COSTAR VIDAS

Alfonso Grajales

Las redes sociales ya no son solo para ver memes y espiar al ex. También son un centro de reclutamiento para el narco. En TikTok, Instagram y Facebook, los cárteles han montado su propio “marketing digital” para enganchar a los chavos con promesas de dinero, respeto y camionetas blindadas.

Antes, el reclutamiento se hacía en barrios donde la pobreza apretaba y las oportunidades eran casi nulas. Ahora basta con deslizar el dedo en la pantalla de un aparato para que el crimen organizado te salga en “Para ti”. Videos con fajos de billetes, armas cromadas y música de corridos te venden la idea de que la vida del narco es puro lujo.

Y aquí viene lo peligroso: no solo te bombardean con contenido, también te buscan. Comentan en publicaciones, mandan mensajes privados con “ofertas de trabajo” y crean perfiles falsos para acercarse a chavos y chavas vulnerables. Ya no necesitan ir por las calles buscando carne de cañón, porque la tienen al alcance de un mensaje.

El problema es que los jóvenes atarantados por esta fantasía no ven el otro lado del “contrato”. No ven la traición asegurada, el miedo constante, la vida corta. No ven los cuerpos abandonados en una brecha o la fosa común que, tarde o temprano, los espera. Porque en este negocio no hay jubilación ni seguro de vida, solo dos salidas: cárcel o muerte.

Las autoridades han intentado frenar esto, pero van siempre un paso atrás. Bloquean cuentas, tumban videos… y el narco abre cinco perfiles nuevos en minutos. Y mientras tanto, los algoritmos de las redes siguen promoviendo el contenido porque genera interacciones. Para el sistema, un video de un chamaco presumiendo un R-15 vale lo mismo que un video de un perrito bailando.

Aquí la solución no es solo censurar videos, sino educar. Enseñarles a los jóvenes que lo que ven en redes no es la vida real, que lo fácil siempre tiene un precio, y que el éxito no viene de un corrido tumbado ni de un fajo de billetes malhabidos.

Los criminales han encontrado en las redes su mejor aliado. Y si no hacemos algo ya, cada vez veremos a más chavitos atrapados en una historia que empezó con un simple “like” y terminó en una fosa. Nos leemos pronto.