HACIA UNA POLÍTICA NACIONAL SOBRE ALCOHOL
Carlos Hiram Culebro Sosa
En fecha reciente y en CDMX, organizaciones de la sociedad civil participaron en el Foro “Consumo de alcohol en México, un tema pendiente en la agenda”, realizado en el marco de las fiestas decembrinas, época en que la industria alcoholera promueve sus productos para normalizar e incrementar su uso.
El empleo del alcohol es un grave problema de salud pública que puede propiciar actos de violencia. Debido a su consumo cada año mueren 2.6 millones de personas y en México son 40 mil quienes fallecen por ese motivo.
El evento tuvo el propósito de generar conciencia sobre los daños que causan las bebidas alcohólicas, desmitificar el discurso de la industria que los fabrica y favorecer el establecimiento de una política nacional sobre esos mismos productos.
Al respecto, Juan Núñez Guadarrama, de Salud Justa Mx, organismo que a su vez forma parte de la Red de Acción sobre el Alcohol (RASA), sostuvo: el consumo de bebidas alcohólicas está normalizado en grandes sectores de nuestro país, influenciado por los determinantes comerciales de las grandes empresas que fabrican diferentes tipos de bebidas que comercializan tanto en el área urbana como rural. Agregó que son enormes los costos en la economía, así como el sufrimiento en la familia de sus consumidores. Por su parte, la industria del alcohol despliega, en las fiestas de fin de año, agresivas campañas para apropiarse de los aguinaldos y pagos extras que reciben las personas económicamente activas.
Por su lado, Benjamín González Rubio, de Vital Strategies destacó la importancia de restringir la disponibilidad de alcohol, limitar su publicidad y promoción, así como aumentar su precio a través de los impuestos. Esas acciones -dijo más adelante- han demostrado ser efectivas, como lo demuestra la evidencia internacional.
Carlos Guerrero, de Economices for Health, señaló que existen diversas intervenciones públicas para reducir el consumo de las bebidas con alcohol, por tanto, también disminuir sus enormes consecuencias negativas en términos de salud, violencia, descomposición social y afectaciones económicas. Las medidas más convenientes -añadió- son las propuestas por la Organización Mundial de la Salud, en donde se recomienda aumentar los precios a través de los impuestos. La experiencia en otros países y el nuestro muestran claramente que los usuarios reducen su consumo cuando los precios de esas bebidas aumentan. También expuso que, en nuestro país, los impuestos a esas bebidas son de los más bajos del mundo.
Del Instituto Nacional de Salud Pública, Nancy López Olmedo, detalló las numerosas afectaciones que provoca el licor en quienes lo consumen, precisando que en 2022, un poco más de la mitad de las muertes por alcohol fue por cirrosis alcohólica y violencia interpersonal.
Dennise Rojas, de El Poder del Consumidor, que forma parte de RASA, resaltó la importancia de no replicar el discurso de la industria del alcohol, misma que durante décadas se ha encargado de responsabilizar a sus víctimas que son los consumidores. En estas fiestas decembrinas -citó- responsabilicemos a la industria del alcohol, ella es la causante de todos los daños a nuestra población y de casi más de 40 mil muertes anuales. Es fundamental -especificó por último- darle espacio a otras voces como son los académicos, especialistas y organizaciones de la sociedad civil para generar un contrapeso a la narrativa que ha impuesto la industria alcoholera.