– Más de 400 personas que escaparon de la violencia enfrentan precariedad en refugios temporales –
Este jueves se cumplen dos meses desde que más de 400 habitantes del municipio de Amatenango de la Frontera, Chiapas, huyeron hacia Guatemala, tras los enfrentamientos entre grupos del crimen organizado y las amenazas de reclutamiento forzado.
El 19 de julio marcó el inicio de esta crisis, cuando los enfrentamientos en la Sierra Fronteriza de Chiapas se intensificaron, obligando a la población a buscar refugio en varias comunidades guatemaltecas.
Actualmente, 171 personas permanecen en el albergue temporal instalado en la Escuela Rural de “Ampliación Nueva Reforma”, donde la precariedad es evidente. Aunque al inicio llegaron más de 240 personas al albergue, algunas han decidido buscar otras alternativas. A pesar de la falta de servicios médicos, los desplazados aseguran que no volverán a México hasta que se garantice la paz en su comunidad.
Uno de los refugiados compartió con Milenio Diario las dificultades que enfrentan, mencionando que el miedo y la incertidumbre han alterado su vida cotidiana. “No dormimos bien, no comemos como antes. Allá trabajábamos el campo, principalmente el maíz, porque somos campesinos”, relató.
La ayuda humanitaria ha sido clave para la supervivencia de los desplazados, siendo las organizaciones de la sociedad civil, las iglesias y las comunidades locales las que han proporcionado alimentos y otros recursos.
Sin embargo, el futuro de los desplazados es incierto. Las autoridades guatemaltecas han informado que el albergue en la Escuela Rural funcionará solo hasta el 25 de septiembre, ya que después se destinará exclusivamente a la educación infantil. Ante esta situación, algunos desplazados han optado por trabajar en los cafetales guatemaltecos a cambio de alimentos o para cubrir el costo de la renta de viviendas, buscando una forma de subsistir en medio de esta emergencia. (Foto: Ángulo 7)