Chiapas lucha entre carteles criminales

CHIAPAS LUCHA ENTRE CARTELES CRIMINALES

Fernando Hinterholzer Diestel

Como lo comenté en este mismo la semana pasada en el caso del Estado de Guerrero, ahora les comparto lo que sucede en mi estado natal Chiapas. Siempre han existido los negocios del crimen organizado en Chiapas, así como en toda la frontera sur del país, para decirlo en palabras llanas es la puerta de entrada de droga, de armas y de migración ilegal al país. Lo que sucedía hace años era que, en base a un acuerdo tácito entre miembros de las organizaciones criminales y las autoridades aduanales, la policía federal y las policías estatales y municipales todo transcurría sin violencia y con la mayor discreción. Era más importante el negocio que andar peleando la plaza como ahora sucede. Pero algo cambio en la frontera sur, algo diferente, y fue que, desde inicios de esta administración, los carteles criminales han tenido un crecimiento exponencial, y que además se han apoderado de organizaciones sociales y políticas que operaban desde hace años en el estado, sobre todo en la Sierra Madre, que se hayan asentado grupos que hasta entonces estaban fuera de esa geografía criminal y que buena parte de ello se haya logrado apoderándose del tráfico de gente, de las rutas de migrantes.

Las zonas que estuvieron controladas por la guerrilla zapatista del EZLN, están ahora, bajo el control del crimen organizado. Y por supuesto continúan existiendo, bases zapatistas auténticas en la zona, pero muchas de sus organizaciones de base han terminado vinculadas con alguno de los grupos criminales. Lo que sucede, por ejemplo, en toda la región de Frontera Comalapa, Amatenango o en Motozintla es la mejor prueba de ello: tenemos conocimiento que desde hace 3 años se da un abierto enfrentamiento entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa (que, a su vez, en el estado está muy dividido entre los grupos de El Mayo Zambada y los hijos del Chapo), apenas disimulado como una lucha entre organizaciones sociales zapatistas, divididas entre sí. Lo más increíble es que, a pesar del cruento enfrentamiento que se da en la región, misma que está largamente confirmado en las redes con imágenes y videos, no exista una sola respuesta de ninguno de los “tres inútiles niveles de gobierno, federal, estatal o municipal”, ni siquiera para sacar un comunicado. Y es la población, que huye despavorida de los pueblos, la que denuncia lo está sucediendo en la sierra y en la franja fronteriza de la entidad chiapaneca. Lo cierto es que desde inicio del sexenio se instalaron en la zona tanto grupos del CJNG como de Los Chapitos, absorbiendo grupos menores y eliminando rivales. Allí subsisten también grupos del Golfo y de los Zetas. El Jalisco y Los Chapitos crearon grupos nuevos, al tiempo que iban infiltrándose, comprando, creando organizaciones supuestamente sociales y políticas, incluso dentro del propio zapatismo (una de las razones, no la única de las divisiones que tiene ese movimiento en la actualidad) y de otras fuerzas políticas.

Desde el comienzo del sexenio de Rutilio Escandón, los carteles criminales, en medio de “una guerra brutal disputa entre ellos”, se han apropiado de gran parte del dominio de la entidad chiapaneca, sobre todo en la zona limítrofe con Guatemala. Los delincuentes contaron desde su llegada, con el apoyo de personajes cercanos al gobernador, quienes inicialmente protegieron del Cártel de Sinaloa, para después cambiar de bando, dándole todo el apoyo, al Cártel Jalisco Nueva Generación y, con ello, estalló la actual guerra de carteles que padece nuestra entidad chiapaneca. Nuestro estado ha perdido la gobernabilidad como en muchas entidades del país. Y esta crisis provocada por el crimen organizado, ha llegado hasta las mismas bases del EZLN, quien manifestó que tendría que dejar sus “Los Caracoles y los municipios autónomos” ante la violencia exponencial desatada por la disputa entre cárteles y comunidades como Frontera Comalapa y Chicomuselo donde cientos de familias fueron desplazadas. La zona fronteriza, además, se transformó en el centro de operación para el tráfico de personas. Se estima que cruzan la frontera en forma ilegal entre dos y cuatro millones de personas cada año. Y el tráfico, desde hace cuatro años, está controlado por el crimen organizado.

El tráfico de personas, en este caso de migrantes, se ha vuelto el gran negocio para los grupos criminales. No se puede trasladar desde la frontera sur del país a la frontera con los Estados Unidos, a más de dos millones de personas sin contar con una enorme red operativa, pero también sin contar con grandes redes de corrupción. Existe una conexión de muy probables complicidades que comprende al gobierno estatal que encabeza Rutilio Escandón, “cuya ausencia es notable ante todo lo que está ocurriendo cada día en nuestra entidad muy al estilo de López Obrador”. Una ausencia que, según los expertos, parece más bien una complicidad, ya que “sus lacayos clave en el área de seguridad”, forman parte central de ese sistema que ha destrozado a la población chiapaneca como nunca antes, ni siquiera hace 30 años, con el inicio del conflicto zapatista, con la enorme diferencia de que aquélla era una disputa política e ideológica y que, por lo tanto, se podía encauzar, tal como ocurrió, por la vía de la política y los acuerdos.

Lo cierto es que el gobierno de la 4T, no tiene el control de la frontera sur y las políticas adoptadas por la presión de Trump al inicio de esta administración, son la causa de esta problemática. Ahora, lo que tenemos son grupos criminales apoderados de amplios territorios fronterizos, desde Chanik pasando por la Mesilla, hasta Frontera Comalapa y Motozintla. Y en la Sierra controlan Chicomuselo, El Porvenir y Siltepec. Y evidentemente el gobierno y las Fuerzas Armadas (léase Guardia Nacional y policías estatales y municipales) no actúan contra los criminales ya sea por órdenes superiores o porque tienen algún arreglo con ellos. Después de conocerse las negociaciones del clero guerrerense con los criminales de aquella entidad, queda muy claro, que el Estado no puede negociar ni debe hacer tratos fuera de la ley. A la población mexicana, hoy en día, nada le preocupa más que la inseguridad, la violencia exacerbada, la salud y la corrupción, y lamentablemente la administración federal no tiene respuestas a ninguno de esos puntos a unos meses que termine el sexenio, es más que evidente que la estrategia de seguridad fracaso rotundamente, con 180 mil muertos, más de 40 mil desaparecidos, las extorsiones masivas en todo el país y la peligrosidad de circular por las carreteras son una evidencia palpable. A lo que habría que agregarle, que sólo desde el arranque del proceso electoral las agresiones y asesinatos de aspirantes y dirigentes locales de partidos alcanzan y los 50. La corrupción es evidente y las sospechas llegan al círculo más íntimo del poder presidencial.

ES CUANTO

ADENDUM: la agrupación Poder Ciudadano, conformada por más de 200 organizaciones civiles, marchó en 108 ciudades en el país para defender el voto libre el próximo 2 de junio, ante la intención gubernamental de realizar una elección de Estado. “Si el gobierno utiliza dinero público para apoyar a su candidata, el voto no es libre. Si el gobierno intenta desaparecer al INE y controlar al Tribunal Electoral y someter a la Suprema Corte de Justicia, el voto no es libre. Si el gobierno amenaza y censura a los medios, el voto no es libre. Si el gobierno dice que si triunfa la oposición se terminan los apoyos, las pensiones y las becas, el voto no es libre.  Y si el gobierno promueve encuestas falsas, el voto no es libre.