Violencia contra las mujeres en escuelas chiapanecas

Carlos Hiram Culebro Sosa

Los datos que se mencionan más adelante fueron recopilados por la Secretaría de Igualdad de Género (SEIGEN) del gobierno chiapaneco.

Esas revelaciones, integradas en el documento “Diagnóstico de violencias contra las mujeres en el estado de Chiapas 2022” tienen como objetivo dar a conocer la situación que en la Entidad guardan los diferentes tipos de violencia contra personas del sexo femenino en distintos ámbitos, sobre la base de información institucional; sin embargo, en una apretada síntesis, en este artículo la narración se limita a lo que acontece en centros escolares de todos los niveles.

En el ámbito escolar y durante el 2021, fueron 46,107 mujeres las que soportaron alguna agresión hacia su persona, que corresponde al 21.8% de las damas de 15 años o más en Chiapas. De esta manera, la entidad es el décimo estado con la mayor prevalencia de esos actos que suceden en el entorno educativo.

De todos los tipos de abuso el más común es el sexual, al igual que en el promedio nacional, seguida del psicológico; la violencia física es la de menor porcentaje.

Los actos de clara injusticia que se han compilado en el territorio estatal ocurren con mayor frecuencia en jóvenes de 15 a 24 años de edad.

Quienes comenten esos atropellos son los compañeros y maestros, entre otras categorías de baja incidencia.

La agresión de carácter sexual es ejercida de manera preponderante a través de la intimidación sexual o piropos ofensivos.

Al analizar las áreas rural y urbana en que se efectúan esos hechos, el fenómeno predomina en las zonas de mayor población, es decir, las urbanas, lo que también se observa en todo el país.

En cuanto a la escolaridad de las víctimas, la mayoría corresponde a quienes cursan la enseñanza media superior o superior.

El no presentar una queja o solicitar apoyo obedece principalmente por no darle importancia a lo ocurrido.

En todo el territorio nacional, muchas mujeres ignoran la existencia de protocolos o medidas para la atención de la violencia de la que fueron víctimas y ese porcentaje es aún más bajo en Chiapas.

Debido a que el citado documento de la SEIGEN no precisa las autoridades responsables de atender esos hechos, como tampoco las consecuencias que provocan, al escapar de los propósitos del análisis que realizaron, se formulan escuetos comentarios al respecto.

Aunque son diversos los organismos públicos que se ocupan de atender esos hechos, es indiscutible que quienes deben participar de inmediato en esas circunstancias son las autoridades del plantel en que ocurren esas tropelías. Omitir esta intervención puede dar lugar hasta casos de feminicidios, como ocurrió hace algunos años en una universidad de Chiapas.

Es fundamental identificar el abuso temprano, proporcionar atención a las víctimas y finalmente referirlas a servicios especializados.

Las consecuencias son diversas al impactar en la salud, el bienestar, así como en los familiares y comunidades. Se trata de un costo inaceptable que puede ser evitado en las escuelas mediante acciones basadas en la evidencia, fundamentadas a su vez en políticas y protocolos pertinentes.

Por último, la OMS menciona que una de cada tres mujeres en el mundo ha experimentado violencia sexual o física, por lo menos una vez en su vida.

*Catedrático del ISEEECH (Enfermería)